¿Por qué las cigüeñas vuelven a Cáceres? Acaso porque desde las torres observan 2000 años de España concentrada en un solo punto. Tal vez porque desde cualquier lugar dónde se instalen, todavía hoy, son testigos de los cambios de una provincia emergente en lo que se refiere al turismo. Ellas no son testigos silenciosos. No hay que olvidarse del crotoreo, al chocar las dos partes de sus picos, al que se refirió el poeta Alberti en su “Nana de la cigüeña”.
Que no me digan a mí
que el canto de la cigüeña
no es bueno para dormir.
Si la cigüeña canta
arriba en el campanario,
que no me digan a mí
que no es del cielo su canto.
Rafael Alberti, Marinero en tierra
Nosotros emprendíamos el retorno a Cáceres, al igual que las cigüeñas, para seguir contemplando los vestigios de su historia pasada y las evidencias de su incipiente modernidad.
El hotel Extremadura, situado en el centro de la capital, sería el lugar para el descanso tras días de intenso deambular entre muros milenarios.
Nuestro itinerario comenzó por la misma capital. Antes de llegar al centro, una imagen llamaba nuestra atención. Se trataba de Jose Antonio Gabriel y Galán, poeta, novelista, traductor, editor y periodista extremeño. Por cierto que con el zoom podreis obsevar el pajarito que quiso tener su segundo de gloria apareciendo en la imagen. He de decir que las aves, sobre todo golondrinas y cigüeñas, nos han acompañado a lo largo de todo el camino.
Jose Antonio era nieto del famoso escritor José María Gabriel y Galán. Éste también nos dejaría un bello poema inspirado en dos cigüeñas que veía desde su casa, al igual que las fotografiábamos en una de las torres de la capital.
Enfrente de mi casa yace en ruinas
un viejo torreón de cuatro esquinas,
y en ese viejo torreón derruido
tiene asentado una cigüeña el nido.
¡Y parece mentira, pero enseña
muchas cosas un nido de cigüeña!
Por el borde del nido de mi cuento,
donde reina una paz que es un portento,
asoman el pescuezo noche y día
los zancudos cigüeños de la cría.
Cuando los deja la cigüeña madre,
trae alimentos el cigüeño padre,
y cuando con su presa ella regresa,
vuela el padre a buscarles otra presa;
y de este modo la zancuda cría
en banquete perenne pasa el día.
Estaba yo una tarde distraído
desde mi casa contemplando el nido,
cuando del campo regresó cargada
la solícita madre apresurada.
Presentó con orgullo ante su cría
una culebra muerta que traía,
y mientras sus hijuelos la "trinchaban"
y, defendiendo la ración, luchaban,
reventaba la madre de contenta
mirándolos comer... ¡y estaba hambrienta!
¡Y cómo demostraba su alegría
viendo el festín de su zancuda cría!
¡Qué graznidos, qué dulces aletazos
y qué cariñositos picotazos
les daba a aquellos hijos comilones
que estaban devorando sus raciones!
Al ver desde mi casa aquella escena,
llena de amor y de ternura llena,
bendije al nido aquel, y, ¡lo confieso!,
estuve a punto de tirarle un beso.
Ahogué mi beso, pero tristemente
me dije por lo bajo de repente:
"¡Quizá hay en el mundo quien querría
convertirse en cigüeño de la cría!".
Jose María Gabriel y Galán
Continuamos la marcha y nos dejamos conquistar por la ciudad de Cáceres simplemente paseando sin prisas por la zona monumental, contemplando la belleza de sus edificios y sus calles. Declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad, Cáceres conserva uno de los patrimonios monumentales más impresionantes de España. Pasear por el centro monumental de Cáceres es volver a la época medieval. Subida a una de las torres de la Iglesia de San Francisco Javier pude estar lo más cerca que he estado en mi vida de una cigüeña.
Mérida, también declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad, bien vale un día entero de sol a luna para saborear cada rincón de la misma. Monumentos antiguos por doquier, el Teatro y el Anfiteatro, el Circo, los acueductos, el puente sobre el Guadiana, la Casa del Mitreo, el Arco de Trajano, el Templo de Diana... y cientos de lugares en los que se puede apreciar el esplendor de la antigua Augusta Emérita y a los que hay que añadir el espectacular Museo Nacional de Arte Romano. En su interior maravillosas piezas. A destacar los inmensos mosaicos trasladados desde los antiguos suelos a las verticales paredes del hermoso edificio diseñado por el Rafael Moneo.
En Mérida la modernidad también convive con lo antiguo. Prueba de ello es el puente que cabalga por encima del Guadiana y su isleta, esta última convertida en zona de ocio para los lugareños. Es obra de Santiago Calatrava y se divisa en la imagen por uno de los ojos del puente romano.
El citado puente se llama Lusitania. Por una pasarela interior los lugareños tiene acceso de la Merida romana y antigua a la de las construcciones modernas como el Palacio de Congresos y los dos edificios cúbicos que constituyen la Biblioteca Municipal.
La siguiente excursión fue a Trujillo, cuna del conquistador Francisco Pizarro y cuya imagen ecuestre preside la Plaza Mayor de dicha localidad.
Los conventos, el castillo dónde se aloja su patrona la Virgen de la Victoria, las iglesias, las grandes casas fuertes que formaban parte de la fortificación de la ciudad antigua... son sólo unas pinceladas de lo que nos encontramos en Trujillo, una ciudad preciosa que merece la pena visitar para disfrutar de cada rincón, y en especial de las maravillosas vistas desde la parte alta del Castillo, de la serenidad que emana de unas piedras que han contemplado tantos siglos de historia.
No podían faltar las cigüeñas en lo alto de su Plaza Mayor.
Como curiosidad os contaré, en especial a Aster y Mari Carmen, a los que os espero ver mañana a la noche celebrando la fiesta de nuestra patrona la Virgen de la Guía, que en Trujillo también la homenajearán. Os he traído prueba de ello.
Especialmente me llamó la atención la belleza y el brillo de los magnolios, su aroma y los secretos que conseguimos descubrir en ellos.
Por último, no quería dejar pasar la exquisita gastronomía extremeña. Hemos integrado muy bien en nuestros cuerpos los surtidos ibéricos de bellota, quesos exquisitos de oveja y de cabra, las famosas migas, aceitunas rajadas, la prueba de cerdo, solomillo con salsa de torta del Casar, aceites intensos untados en rebanadas de pan…Todo regado con vino de pitarra fresquito, como mejor forma de por unos días sentirnos parte de una tierra que puede presumir de buenas gentes. En honor a la verdad,he de decir que los cacereños nos han acogido amablemente por todos los lugares del camino.
Al igual que las cigüeñas, volveremos a Extremadura para recorrer su parte Noreste, la zona oriental de la provincia de Cáceres: el Parque Nacional de Monfragüe y Tierras de Plasencia, La Vera, el Valle del Jerte, el Valle del Ambroz y las comarcas de Las Hurdes y Tierras de Granadilla.
Añado a la crónica la fotografía que sacamos en el interior del aljibe situado en el subterraneo de la Casa de las Cigüeñas en Cáceres. Según bajabamos las escaleras, la temperatura ambiente disminuía mientras nuestra emoción aumentaba por poder disfrutar de dicha estancia en perfecto estado de consevación.
Seguramente sabes, Alicia, que en la zona antigua existe una Casa de las Cigüeñas con una impresionante torre renacentista en un extremo y un aljibe árabe en el otro.
ResponderEliminarUn sitio ideal para comer viendo la ciudad desde lo alto; como una cigüeña.
Excelente reportaje, compañera.
Hola Alicia,
ResponderEliminarA partir de ahora no viajo más; leo tus reportajes.
Gracias por compartirlo.
Gracias Aster. A posteriori he incluido en la crónica la foto del aljibe. No la había insertado inicialmente pues al estar muy custodiado y no dejar hacer fotos con flash no había quedado muy nítido. Efectivamente algo digno de ver y sentir en vivo y en directo. Se oía caer las gotas por filtración ya que han tenido un invierno muy lluvioso. La humedad impregnaba todo el ambiente. El frescor interior consiguió aliviarnos, por unos momentos, del calor del mediodía exterior.
ResponderEliminarFeliz comienzo de verano compañero, yo sigo en despacho pues inspección nos ha nombrado de nuevo a todo el equipo. Ya ando empezando a contactar con los gremios para recomponer el instituto.
Un abrazo.
Gracias a ti Jose Antonio. Esto sólo ha sido unas pinceladas de todo lo vivido y sentido. Lo que te puedo decir es que al final del día no sentía los pies. El viajar por el mundo te da la capacidad de opinar si te gusta lo que los demás han hecho de él. No me ha disgustado lo que han hecho con la parte de Extremadura que hemos visitado. Además Cáceres capital se está preparando pues es aspirante a Capital Europea de la Cultura en 2016. En estos momentos su Plaza Mayor está totalmente levantada. Se contempla la retirada de su bandeja y el saneamiento de los soportales Eso si, los elementos milenarios están numerados para recolocarlos.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha encantado esta crónica con pinceladas de poesía, Alicia. Además me ha servido para "volver" a Extremadura. ¿No probaste el gazpacho extremeño o ajo blanco? Está de muerte. ¿Y el licor de bellota? Lo llaman "beso extremeño".
ResponderEliminarNosotros estuvimos alojados en Guadalupe, pero hicimos un buen recorrido extremeño.
Un abrazo y gracias por compartir tu viaje.
Las cigüeñas vuelven, en mi caso, para mantener mis recuerdos de la infancia...mis veranos en Navarra o en La Rioja.
ResponderEliminarSon la frontera entre mi tierra verde y la dorada. En Navarra según avanzas hacia la ribera o hacia Logroño el verde se torna dorado y aparecen los nidos de las cigüeñas recortando el horizonte.
Magnífica crónica Alicia reflejo de un placentero fin de semana.
No conozco Cáceres (sé que debo hacerlo) pero sí Mérida. Maravillosa ciudad digna de admiración. Uno de mis lugares a visitar imprescindibles...sólo me falta y lo haré, ver una representación en el teatro de Mérida. Escuchar la mezcla de los ecos del pasado y las palabras del presente es uno de mis deseos.
Un abrazo y a seguir viajando contigo.
PD.
Espero que con Calatrava hayan tenido suerte en Mérida...no sé si habrán acertado como lo han hecho con Moneo.
Maribel, me pareció buena idea adornar con algo de Literatura poética mi crónica de un viaje de desconexión. Yo en casa hago el gazpacho andaluz, pero fresquitos me gustan todos. El licor es exquisito. Lo de además de llevar el extracto de bellotas maceradas, tener incorporado crema de leche le da un punto… Te diré que esta vez bebimos pitarra y mucha, pero que mucha, agua.
ResponderEliminarUn abrazo
Mari Carmen, ya espera a que se acerque más la fecha del dictamen de Ciudad Europea de la Cultura así estará recompuesta. Con lo de Mérida estoy completamente de acuerdo ¡Cuántas historias y relatos se esconden a cada paso! En las ruinas de Cáceres una de las noches se representaba una versión de Fuenteovejuna por parte de un grupo cubano. A la tarde vimos una parte del ensayo. Es verdad que un decorado real aproxima más a la magia de la representación.
ResponderEliminarSabes que si se cae la casa no nos pillan dentro, así que lo más cómodo para acompañaros mientras vosotros escribís es contaros mi vida…
Me ha encantado el puente de Calatrava de Mérida por lo funcional. Por los lados circulan los vehículos y por el centro es peatonal. Han acertado de pleno. Lo de que patine el “Zubi zuri”-Puente Blanco- de Bilbao fue por no tener en cuenta nuestra climatología y luego se complicó por el asunto de la pasarela que le añadieron alterando el proyecto inicial. No olvidemos que Calatrava ganó el pleito por alterar su obra y los 30.000 euros los donó a la residencia de ancianos de la Misericordia de Bilbao. El arte debe de estar por encima de politiqueos y rencillas y Calatrava tiene una identidad mundialmente reconocida.
Un abrazo
Alicia, el reconocimiento no siempre coincide con la calidad...es más empiezo a pensar que sólo coincide a veces.
ResponderEliminarLa arquitectura de Calatrava se puede definir de muchas maneras, pero... funcional.
No tener en cuenta la climatología del lugar donde se va a edificar dice mucho sobre él. No la tuvo con el Zubí-zuri ni con La Paloma Un aeropuerto en el que las llegadas esperan en la calle y con la climatología de Bilbao.
Fui a ver su palacio de congresos de Oviedo, de reciente edificación y ya estaba en reparación.
Fui a ver su puente en Venecia y, ahora que se pide romper barreras arquitectónicas, el puente era todo escalones.
Por lo que me cuentas del puente de Mérida, lo normal es compartir el puente entre vehículos y peatones...pero no me parece muy funcional que los peatones vayan por el centro, exponiéndose a los coches por ambos lados. Ni que tenga que cruzar al centro cuando yo quiero caminar por la derecha y tener que volver a cruzar.
El que donara los 30.000 euros a La Misericordia, para mí sólo ha sido lavar su imagen pública ante la arrogancia con la que actuó.
Pero claro, esto no son mas que apreciaciones mías que no tienen que ser compartidas.
Un abrazo.
Mari Carmen, he insertado una foto del puente Lusitania y verás que los peatones no corren ningún peligro al atravesarlo ya que van a un nivel más elevado que las calzadas para los coches y además hay un muro bastante ancho de separación. La funcionalidad a la que me refiero es que tender puentes a todos los niveles siempre es acortar distancias.
ResponderEliminarEs verdad que Calatrava estuvo arrogante protegiendo su obra de lo que él consideraba una agresión ¿No habría hecho tú lo mismo? Se comenta que el alcade de Bilbao hizo como que se subía demasiado los pantalones no teniendo mucho que marcar y al final la jugada fue perfecta. Calatrava se llevó la razón pero la pasarela unida al puente se quedó dónde estaba, además se ganaron unos cuartos para La Misericordia y lo mejor de todo fue que Bilbao con su puente apareció como propaganda gratuita en todos los medios de comunicación. Al principio con lo de la denuncia y al final con le resolución.
Para gustos están hechos los colores pero que Calatrava queda para la historia ya no lo evita nadie.
Un abrazo tendiendo puentes.
Estoy de acuerdo contigo Alicia, la función de los puentes es unir las orillas, eliminar barreras y aislamientos...Eso es lo único que importa, ya sean de piedra o de palabras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Impresionante reportaje, Alicia. Además, de una tierra que me gusta mucho, Extremadura. La ciudad de Cáceres es la patria chica de uno de mis mejores amigos y toda Extremadura es digna de ser visitada muchas veces.
ResponderEliminarHe revivido contigo el verano pasado, cuando en mi viaje al Algarve pasé a la ida por Mérida y la vuelta por Trujillo, cuando a 43º buscábamos la Casa Troya para comer en esa plaza con tanta historia.
Lo de las cigüeñas yo también me lo he preguntado muchas veces. De hecho, en mi novela negra la acción arranca en la espectacular comarca de la Vera, al norte de Cáceres y los personajes pasan por Plasencia, ciudad monumental, preguntándose porqué hay tantas cigüeñas en esa parte de la Península.
Gracias también por traernos retazos de historia y gotas de poesía unidos con maravillosas fotografías para recordar los buenos momentos vividos.
Un abrazo.
Armando, lo de Extremadura era una deuda pendiente. Por las venas de mis hijos corre sangre cacereña y es la segunda vez que seguimos las pistas de los antepasados. Jamás pensé hallar tantos tesoros a todos los niveles.
ResponderEliminarEsta vez tuvimos mucha suerte con la temperatura, no llegó a subir de 32º, sin embargo el año pasado por las mismas fechas tuvimos que sufrir los 40º¡Tela!
A ver cuando podemos tener esa novela, seguro que pata negra ja,ja,ja, en nuestras manos.
Armando, gracias a ti por pasarte por aquí. Es un halago que el maestro valore como progresa la alumna con las crónicas. La próxima, si nada lo impide, será Gijón. Esperaré las imágenes vuestras de Menorca.
Musuak