La noche de San Juan
El poniente impecable en esplendores
quebró a filo de espada las distancias.
Suave como un sauzal está la noche.
Rojos chisporrotean
los remolinos de las bruscas hogueras;
leña sacrificada
que se desangra en altas llamaradas,
bandera viva y ciega travesura.
La sombra es apacible como una lejanía;
hoy las calles recuerdan
que fueron campo un día.
Toda la santa noche la soledad rezando
su rosario de estrellas desparramadas.
(Jorge Luís Borges )
Se han apagado las hogueras. Sólo quedan rescoldos que no humean, cicatrices en la hierba.
La luna de San Juan sonríe nuestros deseos purificados y, junto a tu sonrisa pagana de corazón abierto, empuja las intenciones de los valientes que saltan la hoguera...porque la vida es una inmensa hoguera que cada día debemos saltar.
La luna de San Juan sonríe nuestros deseos purificados y, junto a tu sonrisa pagana de corazón abierto, empuja las intenciones de los valientes que saltan la hoguera...porque la vida es una inmensa hoguera que cada día debemos saltar.
Que todos vuestros deseos se vean cumplidos.
Hola Mari Carmen,
ResponderEliminarTodos los años sucede lo mismo; hay estudiantes que llevan sus apuntes del instituto a las hogueras.
Yo nunca he quemado mis apuntes. Debe ser liberador. ¿Hará Maribel lo propio cuando acabe sus oposiciones?
Estupendo poema de Borges, por cierto.
Un abrazo.
¡Qué guapas que estáis, ahí, con el fuego y la noche a las espaldas! Con esa luna casi de verdad a la espalda, y esa gente...
ResponderEliminarHola José Antonio, te aseguro que es liberador.
ResponderEliminarYo alguna vez lo hice. Es cierto que con apuntes que sabía que eran inservibles para el futuro...pero cuando arrancas las hojas y las tiras al fuego, quemas la rabia y el estrés contenido.
Mero placebo, pero funciona. La pena es que no se pueda hacer lo mismo en la etapa de adultos con la declaración de la renta, la hipoteca...
Sobre esto tiene mucho que decir Alicia, todos los años les recuerda a sus alumnos que no quemen los libros.
Me alegro de que te guste el poema de Borges y espero que se te haya pasado el enfado de San Juan...La realidad puede más que el fuego.
Un abrazo.
Gracias Santiago, me alegro de que nos veas guapas...es que la noche y el fuego sienta bién.
ResponderEliminarLa luna era real, la he desplazado del Sur al Norte pero es la que nos sonreía velando nuestros sueños y deseos.
Tal cual la ves en la entrada fue. Preciosa, fascinante, radiante...siento atracción por la luna, no lo puedo remediar.
Un abrazo.
Algo "brujillas" ya parecéis en esa foto;-)
ResponderEliminarSiempre me han dado demasiado respeto los apuntes. Lo que me he perdido...
Hola Mari Carmen,
ResponderEliminarYo jamás quemaría un libro, aunque fuera de matemáticas.
Sí he quemado mis malos rollos con la gente; hay que evitar pensar que somos el ombligo del mundo.
Un abrazo y gracias por preocuparte.
Aster no es que lo parezcamos, es que lo somos. Pero de las buenas y divertidas. De las que sirven de amuleto y dan suerte. ;-D
ResponderEliminarLa verdad es que la sensación era maravillosa. Ahora, escribo en un papel todo aquello que me preocupa y lo quemo. La emoción no ha vuelto a ser igual. No se cree tanto en la magia con 14 años que con ¿ ..?
La realidad empuja a los sueños y creencias...pero por si acaso.
Un fuerte abrazo.
José Antonio, yo hablaba de apuntes inservibles. Quemar un libro, aunque sea de matemáticas, es un sacrilegio.
ResponderEliminarEn cuanto a los malos rollos...Sí, no somos el ombligo del mundo y aceptándolo, como tú señalas, se evitarían muchos de los desencuentros.
No tienes que darme las gracias por preocuparme. ¿Para qué están los amigos?
Un fuerte abrazo.
Mari Carmen, un año más no faltamos a la cita. Tuvimos suerte de que Santiago tuviese enlatadas la nubes y la luna pudo acompañarnos.
ResponderEliminarEl año que viene haré como tú. Apuntaré en un papel lo que quiero que se queme y lo echaré a la hoguera.
Un abrazo