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lunes, 21 de junio de 2010

ALACENA


En respuesta a un reto lanzado por Emilio y sin ánimo de competir con Mari Carmen, he aquí lo que guarda mi humilde alacena.





Del temblor de los astros, del agotamiento de la risa, de la flacidez de mi apéndice.
De la locura de aquellos días en que esnifamos
el ardiente polvo de nieve.
Sólo queda en mi alacena
un Almax,
por si repites.


14 comentarios:

  1. Veo, José Antonio, que cada alacena es un mundo. La etérea -cristal de Murano- de Mari Carmen, la tuya, tan tangible, tan humana.
    Miedo me da echar un vistazo dentro de la mía.
    Excelente entrada, compañero.
    Un abrazo. Nos leemos.

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  2. A veces uno encuentra locuras maravillosas en su alacena, que no lo serían tanto si no pudiera compartirlas con los demás.
    Creo que tanto para Mari Carmen como para mí lo importante es poder comunicarnos.
    Un abrazo.

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  3. Se me termina el día
    entre la oscuridad y la brisa.
    Se me termina la fuerza
    se me diluye la sonrisa.
    Y, aún cabalgando en el intento
    ¡No encuentro mi alma!
    ¡Acaso fue que me ocupe
    de viajar con el cuerpo?
    Acaso en la acristalada alacena
    se quedo encerrada mi alma.
    Allí fluyen los recuerdos
    cual gotas brillantes de ámbar.
    Aquí conmigo la dicha
    Aquí conmigo la calma.

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  4. No encuentras tu alma, Alicia, porque está diseminada entre todos aquellos a los que se la das.
    ¡Tres alacenas, Dios mío! No siento las piernas.
    Un abrazo.

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  5. Gracias Jose Antonio. Ahora más descansada creo que he encontrado parte de ella y de lo que estoy segura es que, como decía Mari Trini en su época, no la venderé.

    Me encanta la canción que grabó Mari Trini hacia finales de los sesenta en la primera cara de un single producido y arreglado por Juan Carlos Calderón. El título “El alma no venderé”. Canción de Luis Eduardo Aute, del gusto de ambos, de ritmo dylaniano pero de aires afrancesados, sobre todo en los arreglos de cuerdas. Mari Trini canta con sensibilidad esta letra ingenua, de espíritus puros, muy de la época: “El alma yo no venderé / aunque me vengan a ofrecer / la eternidad y la riqueza / me quedaré con la pobreza. / El alma yo jamás la venderé. / [...] Quiero vivir intensamente, / en mis paisajes, / con mis gentes, / con la alegría en un mano / con el dolor en la otra mano. / Me gusta que al caer la tarde / encuentre a alguien que me aguarde, / no quiero lujo ni grandeza / tan sólo espero que me quiera”. Para nuestro deleite, los últimos versos resultan inesperados, sorprendentes, deliciosamente hábiles: “Y si algún día la vendiera / al mismo diablo yo lo hiciera, / prefiero el fuego del infierno / a que un mortal fuera mi dueño”. Un final, como se puede ver, de sutil mensaje feminista.

    Inserto la barra URL de goear para que la podáis disfrutar:

    http://www.goear.com/listen/5709ba7/el-alma-no-venderé-mari-trini

    Un abrazo.

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  6. Pues si aquella palabra y el poema de Mari Carmen en su blog de Escritores sirve, Alicia, para que reflexionemos, sintamos, jamás vendamos el alma, y la dejémos colocada en la esperanza, la honestidad y los afectos, bien traída estuvo. El reto ha sido llevado a cabo con tres hermosas respuestas literarias...las de Jose Antonio, Mari Carmen y Alicia. Eso es que nos gusta el sonido de la palabra y la paz ordenada que conlleva, pese al caos que, a veces, somos todos.
    Respecto a tu entrada, magnífica Jose, te diré que es completa y espléndida literariamente, pero sin embargo, aunque gráficamente parece surtida, faltan algunas cosas: vendas y mercromina para algunas heridas...y Lexatin ( de 1.5 sólo claro) para momentos puntuales. También vale para esos momentos dormir mucho o intentarlo y respirar a fondo. Lo del Lexatin sólo en casos extremos. Un abrazo.

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  7. Hola Alicia,

    Interesante tiparraca la tal Mari Trini ; todo lo contrario de la mujer florero que cantaba Ella baila sola.
    Abrazacos.

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  8. Hola Emilio,

    Cada uno tiene sus propias soluciones para las heridas del alma o para las indigestiones del corazón. A mí la soledad es lo que mejor me funciona.
    Un abrazo.

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  9. Jose Antonio, muy pero que muy interesante. Si algún día te sobra un ratillo escucha alguna canción más de ella. Tenía una voz peculiar, una personalidad luchadora, comprometida e independiente. Murió el año pasado llevando bastante tiempo retirada de la música por qué por muchas razones, algunas se las llevo con ella, se le desgarró el alma.

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  10. José Antonio, espero que hayas comprado más sobres de Almax, porque yo pienso repetir...me gusta tu alacena, con gran sentido del humor. ¡Qué alivio! Veo que no me equivoqué pensando que era el humor el que echabas en falta en mi alacena...no lo tenía muy claro ja, ja, ja.

    Alicia, estoy de acuerdo con José Antonio, no busques tu alma...cuando nos juntemos todos ya te la devolveremos.

    Tres alacenas y las tres distintas...diversidad en un conjunto muy cohesionado.

    Besos y abrazos para todos.

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  11. Ya puestos... igual pongo una entrada, dentro de unos días, con un poema de mi libro Porlock, escrito en Inglaterra cuando tenía 21 años y publicado algunos despuès. En ese libro hay un poema que se titula, "Adios Sara Miles" y que contiene estas palabras:

    "Una alacena llena,
    Sara Miles, de rosquillas.
    Tú te comes un tercio
    y envías casi todas,
    en una sombrerera,
    a un amor que tuviste
    hace cuarenta años"

    Antes de estos versos, hay un comienzo. Y después de ellos, un final. Es un poema con historia.
    En esos tiempos, en la casa inglesa en que yo vivía, había una alacena.

    Port

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  12. Hum, si era una mujer con personalidad tuvo que pasarlas canutas. Tomo nota, Alicia.

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  13. Hola Mari Carmen,

    Claro que sí, tengo todos los sobres de Almax que quieras. Lo que me falta, a veces, es un poco de tu sensibilidad.
    Un abrazo.

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  14. Hola Emilio,

    Me recuerdas Otra vuelta de tuerca, de Henry James. Los niños se llamaban Flora y Miles.
    Tu poema será recibido con los brazos abiertos.
    Un abrazo.

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