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martes, 29 de noviembre de 2011

GETAFE NEGRO 2011

El 16 de octubre se hacia la entrega en Madrid del premio al microrelato ganador del concurso convocado con ocasión de celebrarse la IV edición del certamen Getafe Negro.

La frase de inicio de los microrrelatos presentados a concurso, cuya extensión no podía sobrepasar las ciento cincuenta palabras, fue “El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral”. El Jurado de la tercera edición del Concurso de Microrrelatos ‘Getafe Negro’, estuvo formado por el director del festival, Lorenzo Silva, y el director de Escuela de Escritores, Javier Sagarna, actuando Germán Solís como secretario sin voz ni voto. No tuvieron fácil la elección pues el número de autores participantes fue de 1228.
s dejo el micro con el que participé. Por primera vez me basé en un acontecimiento real histórico.


CÍRCULO CONCÉNTRICO
El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral de la madurez. El ciclo de su vida se cerró en los escalones del altar mayor de la basílica de San Pedro. Maestro en el uso de la alabarda, la pica y la lanza, sucumbió en aquel desigual enfrentamiento. La impotencia, coloreada de rojo, fluyo a borbotones a través de la fisura de su armadura. El terror de la sangría quedó marcado en su yerto y desencajado rostro. Fueron pocos para hacer frente a la tropa de soldados alemanes y españoles al mando del emperador Carlos V. Aquel 6 de mayo de 1527, su cuerpo formó parte del círculo humano que protegió a Clemente VII. Con tal heroico y leal acto, el Papa consiguió huir por un pasaje que le condujo al castillo de Sant´Angelo. En un mismo círculo concéntrico, la vida y la muerte de la mano.

sábado, 26 de noviembre de 2011

LEGÍTIMA DEFENSA




















Me amenazó y torturó durante años, dejándome hecha un secuestro de mí misma. No sé cómo encontré el valor suficiente para clavarle aquel cuchillo mientras dormía la mona. Abro el periódico Información y leo que no fue legítima defensa. Es cierto, señor juez: fue puro pánico. El que usted nunca sentirá, a no ser que alguien le infrinja todo el dolor mental que pueda imaginarse. Imagine que oye unos pasos acercarse al lecho donde le castañetean los dientes, que un aliento fétido le produce náuseas, que una mano le viola hasta los más preciosos recuerdos. ¿Sabe qué le digo? Que usted y toda su burocracia se vayan a la mierda. ¿Que no puede replicar, que se siente indefenso? Deje, deje que me desahogue, pues la mordaza que usted lleva era antes la mía. Y con el atenuante de que recuperará pronto su libertad.


Este texto ha quedado finalista en el I Concurso de Microrrelatos de INFORMACIÓN. Si os ha gustado, podéis votar por él en:
Suerte a todos/as los participantes.

domingo, 13 de noviembre de 2011

11-11-11


Ayer fue una fecha especial por lo que supone de combinación aleatoria de números. Por primera vez en un siglo las cifras de la fecha estuvieron formadas por el mismo número, 11-11-11. Esta circunstancia no se repetirá hasta dentro de cien años y nosotros para entonces solo seremos lo que cada uno haya conseguido trascender.
Ante la proximidad de la citada fecha, además de un sorteo de lotería, corrieron ríos de tinta escrita. “Se trata de una mera casualidad”, dijo el matemático Raúl Ibáñez, de la Universidad del País Vasco. El investigador Diego Golombek prefirió la contundencia: “Es una reverenda estupidez. Va a ser una jornada que va a pasar lo mismo que cualquier día de primavera ¿La ciencia avala esas creencias de calendario? No, no y no. Es absurdo y estúpido pensar que va a pasar algo distinto”. ¿Y yo? ¿Qué pensaba yo? Pues yo pienso que somos nosotros los que tenemos la capacidad de convertir los días en diferentes y de esa manera conseguir integrarlos como un recuerdo memorable en nuestra vida.
Dos acontecimientos llevaron a que el día de ayer fuera distinto. Los dos tuvieron relación con mi vida laboral, muy intensa en estos últimos días.


Primeramente, el haber tenido la ocasión de usar por vez primera una pizarra digital en el instituto.

Sé que ya muchos centros educativos las tienen, pero esta tenía la particularidad de ser la primera de nuestro instituto y de haber sido financiada con parte del dinero de la subvención para este año-4000 €- del proyecto medioambiental que coordino. En breve, el Gobierno Vasco pondrá este tipo de pizarras en todas las clases de primero de la ESO-así como un ordenador personal para cada alumn@-y en dos salas de audiovisuales del instituto. Si a pesar de la crisis y de los cambios políticos se mantienen los presupuestos, el año que viene se pondrán en los grupos de segundo de la ESO.


El segundo acontecimiento tenía que ver con la celebración de la SEMANA DE LA CIENCIA en las tres capitales de la Comunidad Autónoma Vasca.

Por primera vez en un acontecimiento de estas características he tenido la gran satisfacción de tener a antiguos alumn@s míos, hoy con las carreras terminadas y trabajando en la Universidad del País Vasco, explicando experimentos y sus experiencias personales a mi alumnado actual de bachillerato, y del que este año además soy su tutora. Os aseguro que volví a confirmar lo afortunada que siempre me he sentido por poder formar parte de las vidas de todos estos chic@s.
Itsaso y Eneko, ambos de la misma promoción, desde sus respectivos improvisados laboratorios en el edificio de la Alhóndiga, les dieron sendas explicaciones.
Itsaso es química y tras acabar la carrera, y cursar dos máster, está dedicada completamente a la investigación.

Eneko es físico y tras terminar el doctorado se ha quedado en la universidad como profesor.

Itsaso hizo experimentos con nitrógeno líquido y Eneko de electromagnetismo.

Estoy convencida de que el triunfo de ambos no ha sido debido, fundamentalmente, a ser excelentes respecto a su expediente académico sino a una combinación de ello con ser brillantes como personas, tener muy claro lo que querían hacer y ser constantes en los estudios para poder lograrlo. El resultado es que, siendo muy jóvenes, tienen ya un futuro muy bien encaminado.
Y acaso me diréis que tiene que ver todo lo anterior con la Literatura. Pues acaso más de lo que pudiera parecer a simple vista. Lo de la pizarra digital-que tendrá que convivir con la de tiza-podría relacionarse con la convivencia actual de los libros en papel con los nuevos de formato electrónico. Y respecto a la visita de ayer a la tarde a la Semana Científica de Bilbao para hacer de intermediaria entre mis antiguos alumn@s científicos y los actuales que quieren seguir ese camino, os diré que me sentí como si fuera un editor que pone en contacto al escritor con los lectores. Siendo su papel-y el mío- acaso el menos sacrificado, sin embargo es pieza fundamental para que esa relación se pueda dar.

Por último decir que ambos acontecimientos me hicieron reflexionar, como otras tantas veces, sobre el paso del tiempo. Sobre que tenemos que intentar convertir cada día de nuestra vida en especial. Para mí el 11-11-11 lo fue.

Como música dejo una que, casi sin darnos cuenta, este año celebra su treinta aniversario.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La amabilidad de los extraños


Una pregunta. En el momento de la entrega del premio le haremos una pregunta –le dijo la joven tras darle la enhorabuena.

Se olvidó de ella –de la pregunta- en un primer momento; había que atender a los medios que, a la mañana siguiente, daban cuenta del triunfo de su novela, La amabilidad de los extraños.

Una pregunta. Le haremos una pregunta –recordó tras el revuelo informativo y sintió un sudor frío y ridículo. Un trámite; está claro que será un puro trámite –se tranquilizó.

Pero la respuesta deberá ser ingeniosa y contenida a un tiempo; emocionada pero convincente –se angustió.

Durante la larga semana que faltaba para el acto, el autor anduvo ausente, pensativo, intentando adivinar cuál sería la cuestión que le plantearían. Lo más razonable es que le pidieran alguna información sobre la fuente del relato, su estado de ánimo tras aquella distinción, los nuevos proyectos. Claro que –se le ocurrió el miércoles en un momento de clarividencia mientras abría un yogur desnatado- puede tratarse de una última –y definitiva- prueba. Quizá, si no respondo correctamente, no me den la estatuilla ni los cincuenta mil euros.

Eso es: me pondrán en un brete –se convenció el jueves y llamó diciendo que se encontraba indispuesto y que quizás tendría que acudir algún familiar o amigo personal en su lugar.

Su presencia es inexcusable. Será algo rápido; no se preocupe. Se le hará una pregunta, dos a lo sumo; una sencilla pregunta y todo habrá terminado -le aseguraron.

Parecían hablar de una operación; de una ejecución casi.

¿Cuál es la pregunta? –estuvo a punto de –valga la redundancia- preguntar, rogar, implorar, pero se contuvo a tiempo.

Tuvo que atiborrarse de ansiolíticos para consumir las últimas horas. Llegó hasta el palacio de Congresos demudado, en una especie de nube desde la que escuchaba enrarecidos enhorabuenas y halagos.

Sin embargo, al ser llamado al escenario caminó con una entereza, con una convicción que ni él mismo se esperaba. Se aproximó al presentador y le arrebató bruscamente el micrófono:

Helsinki, la respuesta es Helsinki –dijo a las personalidades del estrado; dijo vuelto hacia el público, cegado por los focos.

Sí. Helsinki... sin duda. Helsinki.


Aster Navas