Esta es mi primera entrada en esta nueva pista nevada y, como la ocasión lo requería, no podía ser de otro modo que con una celebración. La del centenario del periódico EL CORREO:
Empezamos el 2010 con una cabecera distinta en EL CORREO, decano y líder de los periódicos de Euskadi. Con más de medio millón de lectores había llegado a los 100 años de existencia. El programa del centenario contemplaba un amplio despliegue editorial, con suplementos especiales, publicaciones monográficas sobre temas de actualidad y encuentros con representantes de todos los estamentos de la sociedad vasca.
Una visita a la capital era bastante para darse cuenta de la magnitud del acontecimiento. La Gran Vía bilbaína aparecía jalonada a ambos lados por paneles, que situados en formación a modo de soldados, nos ofrecían la posibilidad de ver algunas de las noticias más importantes e impactantes aparecidas en la portada en el transcurso de los últimos cien años. Una mezcla de historia y literatura empastadas por el respeto de todo un pueblo a un trabajo bien hecho. Aster, tú bien sabes que hemos visto a muchos compañeros publicar sus columnas, sus fotos, sus noticias. Sin olvidar todos los eventos a los que hemos acudido por haber tenido previamente información precisa en sus páginas.
Había llegado por fin el domingo 2 de mayo. Madrugábamos para ir a Bilbao en metro. Tengo una gran deuda con este medio de transporte. No me deja de dar la oportunidad de vivir experiencias maravillosas. El periódico diario EL CORREO celebraba ayer su centenario con una fiesta popular a lo largo de toda la mañana en el parque de El Arenal.
Uno de los invitados especiales fue el cabezudo de Don Celes, personaje protagonista de una tira cómica publicada diariamente por Olmo. Otro de ellos era un vocero, uno de esos personajes que antiguamente vendían la prensa por la calle al grito de '¡Extra, extra!' para captar la atención de los viandantes, a los que también ofrecían los titulares más llamativos. En esta ocasión, este vendedor de prensa venido del pasado, se dedicó a repasar a voz en grito algunas noticias.
Como padrinos del acontecimiento, con la misión de soplar las velas y posterior canto del “Cumpleaños feliz”, actuaron los periodistas Almudena Cacho y Txetxu Ugalde. El típico “sirimiri” no quiso faltar al acontecimiento. Paraguas y chubasqueros también rindieron sus pleitesías al homenajeado. Tampoco faltó la fanfarria. Esta se encargó de poner el toque alegre de la música al evento. Para los más pequeños hubo juegos de magia, un experto para hacer figuras con globos…
Se repartieron más de 3.500 pasteles entre los asistentes. Los dulces, 'chuchos' rellenos de crema y recubiertos con los colores de la cabecera. Se ofrecieron en una carpa que se había habilitado junto al quiosco del parque de El Arenal bilbaíno, que también se había sumado al acto cambiando de 'look' y disfrazándose de tarta hecha con periódicos.
Al mediodía una gran carpa con productos de etiqueta “Eusko label”, situada en la Plaza Nueva, nos permitía degustar y comprar los sabores de la tierra. De mientras en el exterior 18 corderos se iban asando a la brasa. 3 € la ración de carne y 1 € el vaso de txakolí fue el coste del aperitivo. A las 14:30 retornábamos a casa a comer. En nuestras manos el dulce postre comprado en la veterana pastelería “Jardines”.
Ya en el hogar una caja de bombones y una orquídea me recordaron que era mi día. No tengo remedio. Me encantan “los días de” y el domingo fue el de EL CORREO y el mío. Un día para no olvidar.
Cronista oficial de La Nieve...sin duda. No se puede contar más y de mejor forma una efemérides. Es como haber estado allí. Palabras e imágenes nos hacer viajar hasta el momento y el lugar. Realmente hay que agradecerte mucho, Alicia, que seas capaz de transportarnos a los eventos, a los sucesos, con tanta capacidad periodística. No cabe duda que, de esta forma, no nos perderemos nada de aquello a lo que asistas. Muchas gracias. Ha sido un placer leer tu crónica. Y ver las fotos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Emilio. Si existe una reportera en La Nieve ésa eres tú, Alicia. Nos traes tus impresiones de lugares en los que quizás nunca estaremos.
ResponderEliminarReconozco que a mí me encanta romper con "Los días de..."; es mi forma de ser. Sin embargo, hubiera dado lo que fuera por probar esos corderos.
Un abrazo.
¡Menudo fiestón, Alicia! Me ha encantado la crónica, como siempre, porque contigo viajo a lugares que no conozco y vivo momentos únicos.
ResponderEliminarLos corderos no debieron estar mal pero los pasteles tampoco.
Un beso y gracias por hacernos partícipes de esa gran fiesta.
En fin, Alicia. Veo que, con diferentes mimbres, sigues siendo una intrépida reportera. ¿Qué tal te has encontrado en este nuevo formato? Creo, personalmente, que es muy intuitivo.
ResponderEliminarGracias, compañera.
Emilio, como puedo decir que no soy ave corral, lo que más fácil me resulta es contar mis andanzas. Es como disfrutar doblemente. Si además os transmito curiosidades y parte de la cultura o costumbres de esta tierra, creo que no puedo pedir más.
ResponderEliminarPrepárate para la aventura pues asistí, por supuesto con anilladores acreditados por el Ministerio de Medio Ambiente, a una jornada de campo para ver todo el proceso de anillamiento de aves y entender para qué se hace. Espero contarlo en una próxima entrada.
Un abrazo
Jose Antonio ¡Nunca digas nunca jamás! Dicho esto, te diré que me gustaría que la mayoría de los días fuesen especiales. El fin de semana es la oportunidad para que así sea y exprimir al máximo la vida. Sólo hay que salir a buscarla. Además, eso forma parte de un capítulo, creo que de la lección octava, sobre la educación de los hijos. Habla de que cuando han cumplido una edad, a partir de los 18 no está mal, es conveniente dejarles la casa libre, sin amenaza de volver en varias horas…
ResponderEliminarUn abrazo
Maribel, los “chuchos” son una especie de buñuelos grandes rellenos de crema pastelera. Por encima suelen estar cubiertos de chocolate negro o blanco. En esta ocasión también les había de color rojo. Me comí dos. La mañana estaba fría y estaban como recién sacados de la nevera.
ResponderEliminarMaribel, viajáis conmigo. Mientras disfrutaba del momento, ya pensé que fotos pondría y como os lo iba a contar.
Un abrazo.
Aster, primeramente voy a aprovechar mi primera entrada para agradecerte públicamente tu esfuerzo para que, de una manera u otra, podamos seguir abriendo nuevos senderos en la nieve. Voy a repetirte lo que tú ya sabes, que te seguiré en esta aventura, corta o larga da lo mismo, porque lo que importa es el hoy. Porque lo que nos define no es lo que haremos, sino lo que ya hemos hecho y estoy muy orgullosa de cómo nos hemos definido, colaborando sin prisas, sin ataduras, sin vasallajes, con ilusión, con tolerancia, con humildad… y de vez en cuando con algo de crítica e ironía, que adorna mucho y no está de más.
ResponderEliminarCon respecto al formato te comento metafóricamente. Hace años estuvimos en los Picos de Europa. Fuimos en tiendas de campaña. Recuerdo que en una de ellas, de cuatro personas, dormimos seis. Pasaron los años y volvimos a esos bellos parajes, esta vez a hotelito de montaña. Aster, las dos ocasiones fueron maravillosas. El lugar, tú bien conoces, es bucólico. Los compañeros en ambas ocasiones fueron buena gente. Te puedo asegurar que dio lo mismo dormir en esterilla con saco que en cama con funda nórdica. Lo importante eran otras cosas.
Gracias compañero.
Has conseguido aunar dos efemérides importantes. Tu primera entrada en la Nieve (de primavera) y el centenario del Correo. Qué mejor manera de celebrarlo que con una crónica de primera...Ya le gustaría al Correo tenerte junto a ellos.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Fantástica crónica, Alicia!! Me ha encantado la entrada, un reportaje en toda regla. Y las fotos también muy buenas, nos has trasladado sin duda hasta compartir contigo ese estupendo día.
ResponderEliminarDa igual que sea en un formato o en otro, lo importante son las personas y nuestro amor por la literatura. Desde aquí quiero alabar de nuevo vuestra maravillosa tarea.
Un abrazo.
Mari Carmen, las cosas y las personas se convierten en importantes cuando las sentimos y las vivimos como tal. La nieve y los que habeis paseado por ella lo habeis sido.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado la crónica. Creo que la ocasión me llegó como anillo al dedo. Brindé con txakoli por todos nosotros.
Besos
Armando, sabes que eres mi referente en lo que respecta a elaborar crónicas. Me alegra que tú, como mi maestro, me des el aprobado. Sabía además que esta crónica iba a gustaros especialmente a ambos. Me alegro que por un momento, y mientras sea de forma real, os hayais sentido paseando virtualmente desde El Arenal hasta la Gran Vía.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Nos encontramos por el camino.
Un abrazo.
Muy buena entrada, Alicia. Ahora, como experimentado booger que me considero (casi dos años y más de 20.000 visitas así lo confirman) te aconsejo a tí y a todos hacer uso de las maravillosas etiquetas de que este programa dispone, para, por ejemplo, poder buscar de un solo click todos los artículos de un solo autor, o todos los que traten sobre historias con finales felices, o tristes, o los artículos que tratan sobre encuentros... las posibilidades son miles. ¡descubridlas!
ResponderEliminarSaludos, Jon Ander