Sí, claro, también es magia; lo de René Lavand es, aparte de finísima literatura, magia. No sabe uno si disfruta más con la desconcertante simplicidad del número o con la cadencia porteña con que desliza las palabras.
Guarda en las manos pan y aire. Los esconde lejos de la mirada. Los coloca y envuelve de palabras. El pocillo vacío siempre se vuelca lleno de la nada. En realidad, al igual que la vida, todo es percepción de la mirada.
Gracias, Emilio. Tus versos añaden magia a las imágenes. Comenzaría, eso sí, diciendo "Guarda en la mano". René Lavand es manco; aunque hay quien dice que en realidad "le sobra una mano". Viéndole actuar no les falta razón.
Es mucho más adecuado, en este caso, sí, en la mano...Ya que no lo puedo modificar y eufónicamente queda bien así, demos un paso adelante: nos haremos a la idea de que su mano son sus manos y va en plural porque en ella está también su alma...y así a este maravilloso malabarista de las palabras y la ilusión no le faltará nada. Una persona sólo es completa cuando tiene el apoyo, el afecto y la comprensión de otros. Le damos la mano, ¿vale?...ya que él nos da sueños.
Aster, tras el espectáculo he ido en busca de más respuestas. Él ha acuñado el término de "lentidigitación", que define a la ilusión ejecutada lentamente a fin de llevar la imposibilidad a su máxima expresión. Se dice que en “Las tres migas” consigue de manera magistral lo que realmente pretende, buscar la belleza de lo simple para añadírsela al asombro ¿No es precioso?
Gracias por esta butaca de primera fila. Un abrazo.
Yo siempre he pensado que la belleza, la elegancia está en conseguir que todo parezca sencillo y natural. René Lavand lo consigue, ha unido ilusión, reflexiones sobre la vida y un bello poema de Li Bai.
Es un gran prestidigitador con su voz, con su tono porteño aleja nuestra mirada de su mano...porque como dice Emilio en estos mágicos versos
“ En realidad, al igual que la vida, todo es percepción de la mirada.”
Emilio: yo no tocaría ese delicado poema. Posee la sencillez del número de magia y lo describe perfectamente. Lo de la mano era una simple aclaración biográfica; la propia vida de Lavand es un relato fascinante. Un abrazo.
Gracias, Mari Carmen. A mí -subrayando lo que tú apuntas- me gusta muchísimo el comienzo del vídeo en el que el mago, antes de hacer el truco, mira a la cámara y dice: "no confundan lo simple con la simpleza". Es literatura, magia, filosofía elemental...
Guarda en las manos pan
ResponderEliminary aire. Los esconde
lejos de la mirada.
Los coloca y envuelve
de palabras.
El pocillo vacío
siempre se vuelca lleno
de la nada.
En realidad, al igual
que la vida, todo es
percepción de la mirada.
Gracias, Emilio. Tus versos añaden magia a las imágenes.
ResponderEliminarComenzaría, eso sí, diciendo "Guarda en la mano". René Lavand es manco; aunque hay quien dice que en realidad "le sobra una mano". Viéndole actuar no les falta razón.
Un abrazo.
Es mucho más adecuado, en este caso, sí, en la mano...Ya que no lo puedo modificar y eufónicamente queda bien así, demos un paso adelante: nos haremos a la idea de que su mano son sus manos y va en plural porque en ella está también su alma...y así a este maravilloso malabarista de las palabras y la ilusión no le faltará nada. Una persona sólo es completa cuando tiene el apoyo, el afecto y la comprensión de otros. Le damos la mano, ¿vale?...ya que él nos da sueños.
ResponderEliminarPort
Aster, tras el espectáculo he ido en busca de más respuestas.
ResponderEliminarÉl ha acuñado el término de "lentidigitación", que define a la ilusión ejecutada lentamente a fin de llevar la imposibilidad a su máxima expresión.
Se dice que en “Las tres migas” consigue de manera magistral lo que realmente pretende, buscar la belleza de lo simple para añadírsela al asombro ¿No es precioso?
Gracias por esta butaca de primera fila.
Un abrazo.
Yo siempre he pensado que la belleza, la elegancia está en conseguir que todo parezca sencillo y natural. René Lavand lo consigue, ha unido ilusión, reflexiones sobre la vida y un bello poema de Li Bai.
ResponderEliminarEs un gran prestidigitador con su voz, con su tono porteño aleja nuestra mirada de su mano...porque como dice Emilio en estos mágicos versos
“ En realidad, al igual
que la vida, todo es
percepción de la mirada.”
Mágica entrada Aster, gracias.
Besos y abrazos.
Aster, elegante y simple.
ResponderEliminarAbrazo asombrado.
Sergio Astorga
Emilio: yo no tocaría ese delicado poema. Posee la sencillez del número de magia y lo describe perfectamente.
ResponderEliminarLo de la mano era una simple aclaración biográfica; la propia vida de Lavand es un relato fascinante.
Un abrazo.
Gracias, Alicia. Hay una frase de este mago que incide en lo que tú apuntas: "la caricia, cuanto más lenta, más profunda".
ResponderEliminarUn besazo.
Gracias, Mari Carmen.
ResponderEliminarA mí -subrayando lo que tú apuntas- me gusta muchísimo el comienzo del vídeo en el que el mago, antes de hacer el truco, mira a la cámara y dice: "no confundan lo simple con la simpleza".
Es literatura, magia, filosofía elemental...
Un besazo.
Gracias, Sergio.
ResponderEliminarUn comentario tan breve como intenso.
Un abrazo.