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domingo, 17 de abril de 2011

VIII JORNADAS LITERARIAS "BARAKALDO HITZA": HOMENAJE A GREGORIO SAN JUAN.

Quisiera comentaros uno de los eventos a los que he acudido últimamente y que, por esa vida tan rápida que llevo, no me había dado tiempo de redactar. Se trata de las VIII Jornadas Literarias “Barakaldo Hitza” –hitza, traducido del euskera significa palabra-que se celebraron del 28 de marzo al 10 de abril.

Un total de 25 actividades, como charlas, talleres, un rally de escritura creativa o actuaciones musicales, compusieron el programa de las mismas. Además se hizo coincidir con la celebración de la XXI Feria del Libro que comenzó el 1 de abril y se prolongó hasta el día 10 de ese mismo mes.

Durante esos días pasaron por Barakaldo, bien por las jornadas bien por la feria, escritores como Toti Martínez de Lezea, Unai Elorriaga, Jon Arretxe, Itziar Mínguez, Mikel Alvira, Alberto Núñez, Miren Palacios, José Luis Urrutia y José Javier Abasolo. Dentro de las actividades hubo un acto muy emotivo. Se trató del Recital Poético-Musical “Homenaje al poeta Gregorio San Juan”.

Un amigo de la juventud, con el que hizo la mili, y otro compañero se encargaron de hacer una preciosa semblanza del poeta. De mientras, en una pantalla trasera, iban apareciendo fotos de la vida del escritor cedidas por la familia, estas nos acompañarían a lo largo del recital.

Este poeta, fallecido en el 2006, con composiciones como "Digo quienes componen mi pueblo", dedicada a Barakaldo y sus gentes, con una contundente enumeración de oficios del núcleo siderúrgico por excelencia, y por su cercanía y proximidad, se ganó el cariño de todo un pueblo. Lo que siempre le pudo fue el amor a la literatura, a veces desmedido, otras no suficientemente tamizado, siempre sincero y basado en la entrega absoluta al libro, a las nuevas ideas, a las nuevas inquietudes. Este palentino de nacimiento, gallego de vocación-debido a que en Galicia conoció al amor de su vida-, bilbaíno de adopción-debido a su traslado por razones de trabajo de sus padres maestros-, se enamoró literariamente de Blas de Otero, compartió mesa y mantel, y vaso y charla, con Gabriel Aresti (el mejor poeta vasco en euskera), discutió con Gabriel Celaya, celebró la poesía de Ángela Figuera y adoró en general la poesía que salía del alma y del oficio, dos asuntos que no siempre dan grandiosos resultados. Gregorio San Juan sobre todo era poeta, más allá de su trabajo en una entidad financiera, más allá de sus extraños devaneos políticos, siempre en el entorno de la solidaridad socialista. Era poeta en lo que escribía y en lo que leía, y en lo que alentaba y en lo que aconsejaba. No era fácil ser agitador en la sociedad de aquella época de su juventid, a veces tan provinciana como Bilbao donde cualquier transgresión estaba mal vista. Y él lo fue. Llegó a reunir una biblioteca de casi 30.000 volúmenes por esa pasión irrefrenable por la literatura que le acompañó hasta el último segundo de su vida. Repartida por distintas viviendas y lonjas, San Juan la tenía organizada por temas. En el periodo anterior a su muerte andaba leyendo volúmenes de poesía rusa. "La poesía se hace con sabiduría y meditación, aunque también sean necesarios el talento y la intuición. Publicar o no publicar, para mí ha sido lo de menos". La frase resume el ideal de Gregorio San Juan, uno de los poetas de referencia en el Bilbao de los últimos 50 años. "Hoy parece que los poetas sociales se han diluido, pero en mi caso era una poesía claramente política, en defensa del trabajador, de las condiciones en que malvivía en aquella margen izquierda del Nervión", apunta. San Juan lo expresa con contundencia: "He respirado óxido ferroso de Baracaldo, cemento de Sestao, anhídrido sulfuroso de la Sefanitro,..."


Tras la semblanza el recital fue llevado a cabo por el grupo de rapsodas Poetalia con Beatriz Gómez- Fernandini a la guitarra. Nos deleitaron con algunos poemas de los recogidos en el libro "Poemas descabalados", una antología que recoge lo esencial de su obra entre 1945 y 2005.


El acto, que contó con la presencia de la viuda y uno de los hijos del poeta, terminó con la lectura de tres sonetos de amor que, inéditos, gentilmente había cedido la viuda para nuestro disfrute.





Lejos quedaban aquellos paseos de juventud. Aquellos paseos de enamorados por la Galicia natal de Maria Fernanda Iglesias.





Sirva desde aquí esta crónica como homenaje a este poeta y a todos los escritores que, aunque pasen de puntillas por el mundo editorial, trascienden en el corazón del pueblo y de las personas que les rodean.


No quiero dejar de citar el rato tan entretenido que también nos hizo pasar, lo largo de otra tarde de estas jornadas literarias , el escritor euskaldún Unai Elorriaga.





Fue un encuentro literario en el que este escritor, ganador del Premio Nacional de Narrativa en el 2002 por "Un tranvía en SP", nos contó todo el proceso desde que empieza a gestar la idea de hacer un libro hasta que lo culmina. Increible. Durante unos cuatro años un trabajo de búsqueda de información y elaboración que mas pareciese ser un investigador aplicando el metodo científico. Tiene la ventaja de que su editorial, creo que Almadraba, ya le garantiza la publicación de lo que escribe. De mientras vive de dar conferencias y de traducir al castellano textos en euskera ya que es licenciado en Euskal Filología por la Universidad de Deusto.

9 comentarios:

  1. Excelente -como siempre- reportaje, Alicia.
    Vi los carteles por Barakaldo pero me ha resultado imposible acercarme.
    Un merecido homenaje a autores que pasan de puntillas.

    Un abrazo.

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  2. Gracias Aster.
    Yo acudí dos tardes y bien que sentí no poder asistir a más eventos. Además las jornadas se solaparon en el tiempo con la propuesta de "Gutun zuria" que se celebró en la Alhondiga. El tiempo... ese incansable compañero que no nos permite que las horas sean de más de sesenta minutos.
    Creo que fue un gestó de reconocimiento merecido hacia la labor del poeta que nos emocionó a todos los presentes. Gregorio San Juan pasó más de la mitad de su vida en Barakaldo y yo creo que era una deuda que correpondía saldar.

    Un abrazo

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  3. No todos los escritores llegan a ser famosos, eso es impepinable, pero pocos, poquísimos llegan a ser queridos por su ciudad.
    Ese es un gran honor.
    Gracias por hacernos partícipes.

    Un abrazo.

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  4. Jose, creo que este poeta nunca pretendió ser famoso ni vivir de la Literatura. Tenía un buen trabajo en un banco y era feliz escribiendo. Nunca pretendió hacer de ello un oficio pero lo utilizó para reivindicar los derechos de la clase trabajadora. Es muy poco conocido fuera de los círculos literarios y de el entorno del sector siderúrgico próximo al que vivió. Yo espero algún día encontrarme a María Fernanda por Barakaldo. Sé que, si tengo esa suerte, me dará una buena crónica.

    Un abrazo.

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  5. A veces los que dicen que son aficionados y tienen otro oficio, tienen más oficio que los que se llaman profesionales de la Literatura. Es el alma, la cultura, la calidad y la destreza lo que hacen a un escritor. Y la crónica nos habla de uno de los buenos. Alguíen que.. "se enamoró literariamente de Blas de Otero, compartió mesa y mantel, y vaso y charla, con Gabriel Aresti (el mejor poeta vasco en euskera), discutió con Gabriel Celaya, celebró la poesía de Ángela Figuera..." Estos avales y su obra bastan para saber quien era. Gracias, Alicia, por traernos noticia - tan bien escrita como siempre - de él.

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  6. Emilio, es curioso. Escuchando aquel día su semblanza y, posteriormente, buscando datos sobre su biografía, sentí que Gregorio San Juan fue lo que quiso ser. A día de hoy, lo único que hacemos es recoger retazos de su vida y de su obra e intentar darle forma para propagarla. A mi manera de ver fue un privilegiado. Bien dice el refrán "Dime con quien andas y te diré quién eres". Andaba yendo y viniendo con los mejores poetas del País Vasco del momento y con la gente sencilla del pueblo. Y con el puchero lleno.

    Gracias Emilio por el abandono momentáneo de este periodo de descanso, bien merecido tras tu maratoniáno trabajo en Netwriters, que te has marcado para honrar homenaje a uno más de los muchos que, sin trascender excesivamente, dejaron huellas profundas por donde pasaron.

    Un abrazo.

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  7. Un ser no desaparece hasta que se apaga la luz en el último recuerdo. Tú, no sólo has impedido que esa luz se extinga, sino que la has incrementado ampliando ese recuerdo entre quienes le desconocíamos.

    Hermosa crónica, Alicia, como todo lo que se hace poniendo en el deseo el pensamiento y el corazón. Qué sería La Nieve sin tus crónicas...

    Gracias Alicia, siempre.

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  8. Mari Carmen, tus comentarios-vuestros comentarios-hacen que tengan sentido estas crónicas.

    Siempre he pensado que escribir es una manera de permanecer. De una forma u otra, lo escrito siempre acaba cayendo en unos ojos que amplían, aún más si cabe, los horizontes de la persona que lo escribió.

    Un abrazo.

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  9. Yo, hijo de Ángel Ortiz Alfau, tuve la oportunidad de verle amenudo en mi casa. Lástima que yo, nacido en el 56, no supiera de la importancia de las personas que aparecían por la puerta. Entre ellos, y seguramente al que mejor recuerdo, es a Gregorio, persona afable y con una impronta de seguridad y, a la vez, de sorpresa ante lo nuevo, de lo que él bebería después. Entrañable.

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