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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Por favor


Crédito de la imagen

Matías llevaba un par de años temiendo aquel momento. Tarde o temprano ocurriría pero nada de malo había en intentar postergarlo: Pilates, crema anti edad, vaqueros, litros de Grecian 2000.
Quien busca el peligro en él perece –solía pensar Matías y evitaba tomar los transportes públicos atestados, las horas punta de los consultorios.
Fue a bocajarro, en un autobús interurbano al que se subió precipitadamente. Siéntese –le dijo cortésmente una veinteañera cediéndole su asiento.
Tenía una sonrisa dulce, cara de no haber roto nunca un plato. Para que te fíes de nadie...

12 comentarios:

  1. Sin ir más lejos, el lunes me aconsejó mi doctora que hiciera Pilates (por una contractura cervical), y además tuvo que llamar a oficinas por la línea interna para un trámite administrativo y dijo: "Tengo aquí a una señora...". (La señora era yo, claro).
    Para que te fíes de los médicos.
    Snif, snif.

    Un abrazo.

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  2. En fin, Maribel. Que sepas que yo te veo hecha una chavala.
    Un besazo.

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  3. Aster, la lectura de este micro me ha traído a la mente uno de los síntomas que padezco y que se refiere a resistirme a no tener cronología, al igual que le pasa al protagonista de tu micro. Resulta que las personas que tienen mi edad, me parecen, en general, más mayores que yo. Gracias a que un compañero me recuerda de vez en cuando-me encantó la frase-que aunque tengamos cronología no tenemos edad y a que además, debido a una estrategia bien urdida entre el amor y el azar me casé con alguien más joven que yo, voy llevando esta etapa.
    Un abrazo.

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  4. O sea, compañera, que eres una asaltacunas y te llevaste un bollycao... ;-)
    A mí me pasa lo contrario, Alicia; tengo demasiada cronología: empiezo a apartar demasiado el libro para leer, algún hueso que otro me predice que va a llover...

    Un beso.

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  5. Aster, volviendo muy atrás en el tiempo creo vagamente recordar que fue a él a quien le gustaban las chicas con experiencia ja,ja,ja.
    Fuera de bromas, habían pasado muchos días con sus horas cuando por casualidad salió el tema de la edad. Compañero, ya no había retorno.
    Los síntomas de la cronología que presentas tienen fácil remedio, unas gafas, un ibuprofeno y con respecto a qué hacer si al final llueve, te dejo una frase que me encanta y que creo que en ella reside toda una filosofía de cómo vivir: “La vida no es esperar a que pase el temporal, es aprender a bailar bajo la lluvia”.
    Besos.

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  6. Aster, te entiendo perfectamente. Todavía no sé que vieron esos chavales cuando me dijeron – Señora, ¿me dice la hora por favor?- Ése es el punto de no retorno.

    Cómo cambia la percepción de las cosas con el paso del tiempo. Cuando era adolescente había un frase que me gustaba mucho “peinar canas”. Me resultaba atractiva : sabiduría, la voz de la experiencia...Ahora yo me tiño las canas para no tener que peinarlas.

    También recuerdo cuando empecé a trabajar en el hospital. Me resultaba sorprendente cuando algunos familiares venían preguntando por una chica, o un chico del que no recordaban el nombre. Mirabas el listado de los ingresados buscando un joven... ¡y resultaba que el joven tenía 60, 70, 80...! Ya no me hace tanta gracia, me ocurre lo mismo.

    Besos y abrazos a todos.

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  7. Hola Aster,

    A mí me pasó algo parecido a lo que cuentas el día que me caducó el carnet joven. Ya no más descuentos, ya no más vivir de gorra.
    A la gente de mi generación nos vendieron la moto de que íbamos a ser eternamente jóvenes. ¡Vaya fraude!

    Un abrazo.

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  8. Me apunto la frase, Alicia.
    Un abrazo.

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  9. Todo, Mari Carmen, es cuestión de perspectiva. Un anciano del pueblo de mis padsres, de 97 años, al hablar de un conocido de 93 o de 94, decía: "Este muchacho..."

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  10. En fin, José Antonio: esa eterna juventud se sigue vendiendo en los viajes del INSERSO. No creo que se deba renunciar a ella pero no me veo bailando "Cachete con cachete", como un poseso, en la discoteca del hotel.

    Un abrazo.

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  11. Vaya...me alegro que mi distinciòn entre edad y cronología haya dado tanto juego...Perdonad, pero hasta el día en tenga, para mi desgracia, que transitar por el famoso túnel con el punto de luz y paz...(eso dicen y ojalá sea todo tan sencillo y las endorfinas funcionen)...seguiré considerándome eternamente joven. Incluso aunque estuviera sin poder moverme lo sentiría así. Es una cuestiòn mental...que es donde se encuentra la verdadera realidad, no os dejéis engañar por las apariencias. Lo del Grecian no me gusta nada...pero lo de la ropa, el modo de ir por la vida, etc..me parece una elección personal que conlleva un determinado espíritu. Aster, por lo que conozco de tí, veo dificil que te cedan el asiento nunca en el autobús. Antes te bajarías del vehiculo. Un abrazo.

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