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..........Un hombre sentado en un banco. Un banco atragantado de hombres. Un hombre con los pies en el suelo. La cabeza rota de vino. Un sueño que sombrea una…
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..........mejilla roja. Un banco oliendo a uva y tristeza, amarrado al pecado de un hombre solitario que no se despierta. Un hombre que sabe del banco y la piedra.
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..........Y El Banco, alzado con piedras, lleno de dinero sucio y de sudor, cae sobre la sombra y la soledad del hombre, y del banco, y de La Historia.
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NOTA.
Me pide Mari Carmen Azcona que comparta con todos los amigos de LA NIEVE este poema, EL BANCO, que está en la página 36 del libro cuya imagen tenéis más arriba. Y yo encantado: ¡cómo no! Si queréis leer más, pincha aquí para acceder al texto completo. Un abrazo a todos.
Hola, Santiago.
ResponderEliminarMari Carmen sabe muy bien lo que pide porque el poema es desgarradoramente hermoso. Ha sido un placer pasar cerca de este banco.
Un abrazo.
He buscado en el diccionario el significado de la palabra belleza. Su primera acepción es: "Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas."
ResponderEliminarCreo que es la primera vez que no estoy de acuerdo con la RAE. La belleza no es propiedad de las cosas. La belleza está en la mirada, tú lo demuestras con este juego de palabras.
Una realidad ahogada en vino y soledad, ataviada de bellas palabras, no deja de sentirse cruel. Al contrario, la belleza del texto deja más desnudo el aislamiento, los sueños rotos...impacta y perdura más.
Gracias Santiago por tener en cuenta mis palabras. La sombra de este texto y su historia me ha alcanzado, y quería compartirla contigo y con los compañeros.
Hay una inusual belleza en los objetos tocados por la vida y el paso del tiempo; hay algo delicado en el óxido, en el abandono.
ResponderEliminarTal vez nosotros acabemos adquiriendo con los años esa belleza inexplicable.
Gracias, Santiago.
Santiago, me he sentado brevemente en el banco de este recodo del camino. He sentido que no es verdad que lo mejor del sol es la sombra. Al menos, si esta forma parte permanente de la vida de un ser desafortunado. Un ser para quien las mañanas son acaso tan oscuras y sombrías como las noches. Para quien el vivir se ha convertido en algo tan duro como el diamante pero sin el destino del mismo. Para alguien cuyo futuro es tan negro como el azabache pero sin la belleza de su brillo. Para alguien en soledad a causa de tiznar como el carbón. Para alguien cuya única compañía es el elixir que le sume continuamente en el sueño etílico.
ResponderEliminarSantiago, creo que desgraciadamente a cada Banco le rodean cada vez más bancos con hombres como el de tu magnífico relato.
Un abrazo.
Espléndido...al igual que todo el libro. Merece la pena que lo leamos, como todo lo de Santiago Solano. Buena idea, Mari Carmen, traer El Banco a La nieve, donde el alma de la gente está a buen recaudo. Y donde nadie se siente aplastado por el Poder, que siempre es el Poder Económico. Capaz de esponsorizar un Campeonato de Fórmula 1 con mil millones de Euros y luego ahogar a una familia y dejarles sin techo por no poder pagar una hipoteca. En cualquier caso qué magnifica Literatura, profunda y viva, hay en estas líneas...
ResponderEliminarPor cierto, el otro día, aunque parezca que no viene al caso, se subastó una botella de champán en una fiesta en un yate privado en la Costa Azul y se pagaron 40.000 euros ( sí, así, ni un cero menos) por ella, para luego abrirla, beberla y derramarla, mitad en cubierta, mitad en el mar, entre risas. ¿Merecen vivir estos individuos cuando con 1 euro al día comen tantos niños en Africa, los que comen?. No, yo creo que no, algunos no merecen vivir. No es el hecho, es la actitud. Quizás, aunque no se justifique la violencia, se puedan entender algunos terribles acontecimientos de la Historia. Pobre María Antonieta...la joven reina, compungida y aturdida ante el cadalso porque no sabía que había hecho...si, al fin y al cabo, entre fiesta y fiesta, lujo y lujo...repartía la fruta podrida que le sobraba entre la gente que no tenía que comer.