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viernes, 3 de septiembre de 2010

TRAS LAS PISTAS DE JOAN MIRÓ

Habían pasado varios días desde nuestra llegada a Cataluña. Nos habíamos embriagado con los aromas marinos, nos habíamos dejado acariciar por las olas, los dorados granos de arena habían brillado adheridos a nuestra piel, dinámicos paseos por el campo y la playa se habían ido alternando con momentos sedentarios de atenta y relajante lectura.
Una noche tormentosa, con abundante aparato eléctrico, daba paso a una mañana algo más fresca. Había llegado el momento. Procedía iniciar uno de los encargos que traía en el equipaje.
Cuando me despedí del foro, comenté que teníamos intención de seguir las pistas de Dalí por Gerona. Fue entonces cuando nuestro compañero Sergio Astorga-ser magnánimo al que admiro profundamente, además de agradecerle el haber conseguido palabras que nunca pensé escribir-en su despedida me encomendaba no olvidarme de Miró. No lo había hecho.
Estábamos en uno de los vértices del triángulo mironiano-Palma, Barcelona y Mont-Roig-. Precisamente en esta última localidad, a unos treinta kilómetros de Tarragona capital.
Teclead para que os acompañe en el viaje una deliciosa melodía.


El inicio de las pistas de Miró comienza en la estación de Mont-Roig, situada cercana a la costa y a unos doce kilómetros de dicho pueblo. A día de hoy en uso como apeadero de trenes de cercanías. A esta estación llegaría Miró en 1911, con 18 años, con el fin de recuperarse de una larga enfermedad.
Desde aquí, con mi compañero de muchos viajes, me disponía a hacer el itinerario 3MR (MiRar, MiRó, Mont-Roig) a través de “los originales de los originales”. Se trataba de visitar el itinerario mironiano de Mont-Roig e ir observando los lugares actuales. Aquellos dónde, en el pasado, el pintor intentó atrapar en un lienzo la bella estampa del entorno natural. Maquina de fotos en mano, estaba dispuesta a fotografiarlos. Mi intención, mostrarlos a la vuelta al lado del cuadro original.

A un kilómetro de la estación, se encuentra el puente que inmortalizó a los veinticuatro años de edad. El camino que pasa por debajo estaba constituido por barrancos que conducían al mar. Miró los bajaba corriendo. Todavía hoy se mantienen los aromáticos hinojos, la pita-planta robusta que se encuentra en los barrancos mediterráneos y que sólo florece cuando va a morir para esparcir sus semillas-, las majestuosas higueras ...
"El puente" (1917)
Este puente ferroviario lo habría de pasar por debajo cada vez que se dirigía a la playa de la Pixerota. Pudimos comprobar que todavía existen las cañas floridas con sus blancas plumas y los pinos fronterizos con la arena de la playa.
"Playa La Pixerota" (1916)En la misma dibujaba en la arena, con cualquier rama seca, sus estrellas y otros símbolos, recogía conchas, piedras o raíces secas que le llamasen la atención y hacía ejercicio para mantenerse en forma.

Seguimos la ruta con intención de visitar la masía que su padre había comprado un año anterior a su llegada. Una extensa finca, situada entre el pueblo y el mar, con una gran casa blanca culminada por una torre. Con ocasión de Hemingway visitar a Miró en esta finca, dijo que su construcción le recordaba a las de Cuba. Siguiendo las indicaciones de los lugareños nos situamos al lado de la casa. Una mujer salió a recibirnos y nos dijo que estábamos en zona privada. La ilusión nos impidió ver la señalización que había. Amablemente le comenté mi interés por fotografiar la estancia y me dijo que de ninguna manera. Su familia cobra sueldo y derecho a vivienda por parte de los herederos del pintor a cambio de cuidar y preservar la masía de los ojos de curiosos. Notamos que esa decisión escondía algo que ya averiguaríamos más tarde. Le pedimos disculpas y le explicamos que no eramos periodistas, que la visita era a nivel particular y que nos dejase al menos mirar por unos minutos lo que Miró había representado en su obra pictórica. Accedió. No os podéis imaginar el cúmulo de sensaciones. Ver a un lado de la gran casa el taller en el que se gestaron lienzos de mil colores. Viendo nuestro interés, nos comentó que de la Fundación Miró, a través del Centro Miró sito en el pueblo, obtendríamos amplia información que ella no podía darnos. Tras abandonar la finca, no me resistí a intentar sacar fotos desde la distancia. Para ello me situé, ya en la lejanía, en un puente de la carretera comarcal. Entre los arboles se ve perfectamente parte de la fachada lateral de la estancia.
"La masía Miró"(1921-1922)

De nuevo en el coche, observando la tierra labrada que el pintor había representado con abundante estallido de figuras y colores, nos dirigimos al pueblo.

"Tierra labrada"(1923-1924)
Según nos ibamos acercando al pueblo de Mont-Roig, a lo lejos ibamos adivinando su iglesía.

"El pueblo de Mont-Roig" (1916)
Un paseo por el pueblo nos permitió descubrir que el mismo estaba impregnado por el espiritu de Joan Miró. La plaza del pueblo lleva su nombre y la Iglesia Vella ha sido restaurada para albergar en su habitáculo interior el Centro Miró. En esta ocasión inserto dos fotos ya que no la pudimos fotografiar entera debido a que en la actualidad justo enfrente hay una estrecha calle peatonal y edificios.
"Iglesia Vella-Centro Miró" (1919)
Nos comentaron que el Ayuntamiento había hecho intento de comprar la masía Miró. Del mismo modo, que había habido intento por parte de la entidad bancaria La Caixa-el logotipo de la misma es de Miró-resultando ambos infructuosos. La masía está en venta pero no hay comprador que de momento cumpla lo requísitos que imponen los herederos del artista. En ese momento entendimos el secretismo por parte de la masovera al hablar con ella en la finca. Sintiéndonos afortunados pues no todos los que aparecieron por allí tuvieron el mismo trato que nosotros.

Los elementos básicos del Centro Miró son:
-Las reproducciones facsímiles de los cuadros de Miró relacionados con Mont-Roig.
-El tapiz de Joan Miró y Joseph Royo que la familia donó al pueblo en el Centenario del nacimiento del pintor en 1993. Esta es una de las pocas piezas originales patrimonio de la fundación.
-Los seis ninots micronianos. Hay dos grandes (el Gegant y la Geganta) y cuatro pequeños: el Gall, l’Òliba, el Titolot, el Mosquit, la Formiga y la Carabassa; éste último es el único que se repite exactamente respecto a los de “Mori el Merma”. El Gegant es el gallo; va vestido de tierra y representa el día. La Geganta es la lechuza, que va vestida de azul y simboliza la noche. Los cuatro cabezudos tanto pueden ser mozos traviesos, como insectos malignos, seres vegetales o criaturas del sueño.
En la decoración de los Ninots participaron niños y niñas de Mont-roig. La idea original de Miró de que los Ninots fueran los elementos de un pasacalle, se ha hecho realidad en Mont-roig. A menudo salen en las principales fiestas del pueblo. Cuando descansan, lo hacen en el Centre Miró, como vigilando el espíritu mágico que se engendra de la conjunción Miró / Mont-roig.

Tras sentir, por medio del visionado de dos video, la parte más humana de Miró- uno con declaraciones por parte de los vecinos más ancianos del pueblo y el otro con una entrevista al mismo pintor-, nos quedaba viajar a uno de los parajes más bellos que el artista visitó frecuentemente y que, debido a su belleza natural, dejó reflejado en un cuadro en 1916. Me refiero a la montaña roja que da nombre al pueblo de Mont-Roig. En ella se levanta la ermita de la Mare de Déu de la Roca. Por encima sobresale, casi colgando en el vacío, la capilla de San Ramón. Esta montaña de arenisca roja, que alberga la imagen de la Virgen negra encontrada en una de aquella cuevas, inspira una gran devoción, y en ella confluyen historias antiguas de un “rey moro”, y la muy verosímil teoría de que las formas de estas cuevas sirvieron de inspiración a Gaudí.
"San Ramón" (1916)

Tras tres días de intensa busqueda y disfrute de todos los sentidos, dimos por terminado el itinerario de las huellas de Miró. Fue una etapa dónde se fusionaron los colores. Los de Miró, tal y como los sintió, con los de los libros que me habían acompañado en este viaje.

Recogí piedras rojas en la montaña de Mont-roig y las llevé lo más cerca que pude del mar de rojos corales. Gracias Emilio Porta por la calma, y los momentos de reflexión interior que me proporcionó la lectura de tu libro "Corales". Te puedo asegurar que lo leí lo más cerca del mar que pude pero alejada del bullicio estival. Con tal título, no podía haber sido de otro modo. La música de fondo la pusieron las olas con su suave vaivén.


En la playa Pixerota, aquella que Miró usaba como mirador del cielo y el mar, me deje acariciar por las olas. Gracias Jose Antonio López Rastoll por permitirme pensar, sonreir y reir, con la lectura de tu libro "El mirador". Guardaré, como el secreto más preciado, lo qué descubrí debajo de esa sutil e inteligente capa de ironía que utilizas cuando escribes.

Con la lectura del libro "Leña y papel", de Alejandro Pérez García, soñé con unos personajes, sufrí por otros. Para algunos tuve opción de elegir el color de su camino, desde luego que fue un verde esperanza. Gracias Alex por regalarme la oportunidad de percibir a seres maravillosos, unos cercanos y otros más lejanos, descritos con las palabras dictadas al ritmo del pálpito de tu tierno y noble corazón.

Sergio Astorga, se te antojó que saludara a Miró cuando iba en busca de Dalí. Resultó que, como el saludo se nos quedaba corto, nos quedamos tres días a conocerle mejor. Sólo tenemos palabras de agradecimiento hacia ti por habernos situado en el centro de un maravilloso universo que inundó nuestras vidas de mil colores y sensaciones. Según Miró el amarillo es el color de la ilusión. Se me antoja que esa ilusión no te falte nunca para que la sigas plasmando, a tu antojo, con palabras y pinceles. Con respecto a los colores, sólo queda señalar que Miró concebía el color negro como oposición al rojo y lo usaba como equilibrio. Ese equilibrio bien pudiera haber sido el de las noches de luna llena muy cerca de la orilla del mar. En ese Mar Mediterráneo que tanto marcó su obra.


Nuestra siguiente etapa sería Gerona tras las pistas de Dalí.

18 comentarios:

  1. Alicia, conmovido por estar en lugares en los cuales nunca nunca estaré sino es gracias a ti.
    La palabras se atoran, se quiebran, he viajado al lugar de "Tierra Labrada" cuadro que me ha cautivado desde niño, claro lo he visto en un libro, pero ahora... es una sensación extraña esta que me invade, Esta gana de compartir contigo el aire de Miró, el frágil temblor de su imaginación alborozada, de profundas asociaciones, no con el sueños, con la vida misma en lo que tiene de evocación; esta gana, repito, de compartir el aire de Miró me la has devuelto de una manera florida.

    Gracia, muchas, por hacerme sentir tan acompañado.

    Las palabras se escabullen, te digo.

    Un abrazo rojo contenido por el negro.
    Sergio Astorga

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  2. Estimado Sergio, no ha sido una crónica fácil. Sobre todo porque se trataba de intentar transmitir “parte” de lo que sentí, del “todo” que sintió Miró por aquellas tierras. Él decía frases como “Tota la meva obra ès concebuta a Mont-Roig”, “Mont-Roig m`ha donat la forcé d` un arbre”, “A París vivía en una desorientazió absoluta, “A Mont-Roig en va tornar la pintura”, “Mont-Roig és per a mi com una religió”,… Esas frases tienen sentido cuando te has sentido arraigado a una tierra con los cinco sentidos. Creo que este fue lo que le sucedió a Miró y he intentado transmitir lo que percibí yo de todo ello. También te diré que toda la obra siguiente de Miró, más abstracta y repleta de símbolos y figuras multicolores se entiende mejor tras haber caminado en sus zapatos. La estrella que representa en sus cuadros se le ocurrió viendo la forma en que los payeses cruzaban las cañas de las tomateras. Cuando retornaba a Mont-Roig plantaba una nueva pita en un gran recipiente de barro, le resultaba creativo que el estallido de semillas, a modo de un gran árbol florecido, sólo naciera previo a su muerte. De las formas de las piedras y raíces que recogía de la playa extraía imágenes para plasmar en el lienzo. ..

    Sergio créeme, dudo que yo hubiese llegado a esos lugares si no me hubieses preparado tú la hoja de ruta. Tus palabras me gratifican por ser señal de que he conseguido transmitir algo de lo que pretendía. Por todo ello el agradecimiento es mío, por dejarme acompañarte y por permitirme aprender contigo y de ti.

    Un abrazo misturado en rojo y negro.

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  3. Alicia se nota que has conseguido meterte en los zapatos de Miró y que has disfrutado. Tus palabras lo transmiten haciéndonos partícipes de ello a través de esta exhaustiva y magnífica crónica.

    Lo que más me impresiona de Joan Miró es el uso libre que hace del color. Los contrastes cromáticos de sus lienzos son sentimientos que traspasan la tela. Hay una cita de Miró que siempre me ha gustado porque habla precisamente de lo que siempre me ha atraído de su obra.

    “Trato de aplicar colores como palabras que forman poemas, como notas que forman música. “

    ¿verdad que es una cita maravillosa?

    Gracias Alicia por este paseo lleno de color, calor y sensaciones.

    Besos y un fuerte abrazo.

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  4. Efectivamente Mari Carmen, bella frase.
    Con respecto al color, Miró fue el gran maestro. Dicen los entendidos que su estudio y su uso ha sido definitivos para poder entender parte de la pintura actual.

    Yo he recorrido aquella primera etapa en la que todavía andaba buscando el significado de los colores y que marcaría el resto de su obra. Cuando él decía que “buscaba un movimiento inmóvil, algo que sería el equivalente de lo que se llama la elocuencia del silencio”.

    Gracias por compartir el paseo.
    Un abrazo multicolor.

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  5. Alicia...esto no es una crónica...es un trabajo impresionante: Literatura de viajes de la mejor, arte, referencias personales y universales...Es una entrada para imprimir y guardar, como muchas de las tuyas, e ir pensando en un libro que tendrá mucho de itinerario, descubrimientos, reflexiones...un libro que va más allá del texto y las fotos y las combinaciones creativas que produces...Realmente es una entrada especial...y no me puedo detener en este o aquél detalle ( gracias por la mirada sobre Corales )...Habría mucho que caminar por esta crónica que va mucho más allá de un paseo tras las pistas de Joan Miró. Gracias, nos haces viajar y, a la vez, aprender...¿qué más se puede pedir?.

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  6. Coincido con Emilio, Alicia. Estoy fascinada, te digo más, emocionada. Me atrevo a decir que es tu mejor crónica y tu mejor composición literaria. Has sabido transmitir los sentimientos de una manera bestial. Si yo, que soy una indocumentada, me encuentro en una nube, me imagino cómo se ha de sentir Sergio Astorga, que es un artista. Hay que agradecerle el que te sugiriera este recorrido y hay que agradecerte a ti el que lo hayas realizado de manera tan soberbia. Muchísimas felicidades por tu trabajo y muchísimas gracias por mostrarlo aquí. Me siento orgullosa de ti.
    Un abrazo y feliz domingo.
    ¡Ah! Y que no se me olvide. Bellísimo el detalle para nuestros compañeros escritores. Ese guiño para cada uno está lleno de cariño y de sensibilidad. De tu sensibilidad.

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  7. Emilio me alegra que pienses que esta es una entrada especial. He disfrutado de todas las crónicas que he ido elaborando pero, sin dudarlo, para mi esta ha sido “la gran crónica”. No ha sido simplemente ver lugares y describir acontecimientos. Iba mucho más allá. Incluso la música me supuso una intensa búsqueda. Sabía la que quería, pero no recordaba ni el título, ni el nombre del magnífico saxofonista, Kenny G., interprete de la misma.
    Con respecto a lo que comentas del libro, efectivamente estas páginas ya forman parte de un libro. El libro más importante, el que no necesita papel para ser leído ni fotos para ser recordado, el que queda grabado a modo de sensaciones,olores y colores, imborrables por el paso del tiempo debido a la intensidad emotiva de los mismos.

    Gracias Emilio por haber sido también parte del viaje.

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  8. Gracias Maribel, yo también he sentido que era mi mejor crónica. No hablo de la forma ¡Dios me libre! Pero si del fondo. Se daban muchas circunstancias para que esto haya sido así. Vacaciones, relax, buena compañía, buen entorno, buena ruta, buena comida ¡No sé cómo me voy a quitar todos estos kilos de encima!…
    Por otro lado, hacer esta crónica ha sido hacer dos veces el viaje tras las huellas de Miró. El primero fue puro disfrute nuestro y el segundo fue para regalarlo. En general a todos vosotros. De manera especial espero que realmente nuestro Sergio Astorga se haya sentido como tú comentas. Al hacer “clic” y subir la entrada, de una cosa estaba segura, era el mejor regalo que le podía traer del viaje que él me había sugerido. Sentí la misma sensación que cuando la noche de Reyes pones un regalo al lado de un zapato con ilusión, pero además con el convencimiento de que es el mejor regalo que le puedes hacer. Como intentando pagar con ello algo que, tú bien sabes al igual que yo, no tiene precio.

    Un abrazo y feliz semana.

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  9. Un lujo, Alicia, este reportaje en el que descubres –nos descubres- a Miró. Llego –ya lo siento- como siempre tarde y poco puedo añadir salvo que hay material fotográfico para una revista especializada y mimo y emoción en sus líneas.

    Un abrazo.

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  10. Estoy de acuerdo con los compañeros, Alicia. Te has superado a ti misma!! Una magnífica entrada donde se mezclan literatura, arte, vivencias y emociones a raudales. Chapeau!!

    Me gusta el arte y la pintura, aunque mis preferidos pictóricos abarcan el período entre Renacimiento e Impresionismo, no más allá. Pero no puedo negar que me ha encantado tu composición con los cuadros de Miró y las preciosas fotos que hiciste de esos lugares tan emblemáticos.

    Enhorabuena, Alicia. Muchas gracias por compartirlo con todos nosotros.

    Un abrazo.

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  11. Aster, voy a lo del tiempo, a que es relativo ¡No te asustes! No me voy a enrollar con la teoría de la relatividad de Albert Einstein.
    Hace algunos años se hizo el siguiente experimento: Se le pidió a 30 personas menores de 25 años y a 30 mayores de 45 años que se metieran al mismo tiempo dentro de unas cabinas y que permanecieran sentados durante 10 minutos (sin reloj y en soledad). Al cabo de transcurridos lo que para cada uno pareciera 10 minutos debían salir de la cabina. Resultó que los menores de 25 años salieron todos antes que los mayores de 45. Este experimento hecho por fisiólogos intentó demostrar ( y lo logró) que el reloj biológico que cada ser humano tiene en su cerebro se va relentizando con el paso de los años.
    En mi reloj has llegado-que era lo importante- a tiempo. Gracias.

    Un abrazo.

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  12. Armando, gracias por tu visita. Me complace que puedas comprobar que progreso adecuadamente ya que, en parte, ha sido gracias a ti. Te tendrás que conformar con ello, como pago de las clases sobre cómo hacer buenas crónicas que me has impartido. Seguiré acudiendo sin falta a las mismas durante este curso recien comenzado.

    No me había percatado del comentario dejado por Carlos Salem en la crónica de la Semana Negra de Gijón ¡Gracias por el aviso!

    Un abrazo.

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  13. Hola Alicia,

    No conocía la obra de Miró, pero me ha encantado la forma de ofrecérnosla. Tienes una sensibilidad exquisita y un don para compartir incomparable.
    Y me ha emocionado ver mi libro junto al mar. Si te atreves, el gusano te puede servir para pescar.

    Un abrazo,

    Jose

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  14. Jose Antonio, no puede haber un emisor con ilusión si no encuentra enfrente a un público receptivo ¡Qué técnico ha quedado! Vamos, que gracias por estar ahí para compartir mis andanzas.
    Sabes que me atrevo ja,ja,ja. Con respecto a tu libro, creo que ni tú mismo imaginabas en un principio la de utilidades que podía tener.
    Un abrazo.

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  15. QUERIDA ALICIA:
    GRACIAS POR INCLUIRME EN EL EQUIPAJE ELEGIDO PARA SEGUIR LAS PISTAS DE JOAN MIRÓ, GRACIAS POR MOSTRAR LA PORTADA DE "LEÑA Y PAPEL" EN UN PAISAJE DE ESPERANZA Y GRACIAS POR LAS PALABRAS QUE ME DEDICAS, INFLUYENTES SIEMPRE A LA HORA DE SEGUIR.

    UN BESO.

    ALEX

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  16. Querido compañero, no hay nada que agradecer. Si así fuera, sería yo la que debiera estar agradecida por haberme presentado a nuevos compañeros. A todos los que me han sonreído o han hecho un gesto dolorido según iba pasando las hojas de tu magnífico libro.
    Alex, no soy lectora en cantidad pero cuando abro un libro leo entre líneas, adivino entre párrafos, imagino entre páginas y sueño entre capítulos. Con tu libro haber llevado a cabo todo lo anterior ha sido una actividad muy placentera. Gracias.

    Un fuerte abrazo.

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  17. Holaaa
    soy de mont-roig y solo decirte una cosa.
    "El pueblo de Mont-Roig" (1916) esta imagen no es cierto que este una calle estrecha y llena de edificios, actualmente esta igual que cuando estava miró. Lo que pasa que miró lo veïa desdel punto de vista de los huertos de Mont-roig no desde dentro del pueblo, si te vas a esos huertos la imagen es la misma!!!

    Y si hubieras venido 3 años antes hubieras podido hablar con la anciana que en su dia miró la dibujo en un cuadro suyo, (Retrato de niña. 1919 )

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  18. Aunque con mucho tiempo de retraso, te agradezco inmensamente tu aclaración. Este mes de agosto volveré a Mont-Roig y no dudes que comprobaré lo que me has comentado. Vamos, que podré decir que una persona anónima consiguió llevarme al huerto. Es broma. De veras que me encantó la visita y creo que se nota a lo largo de la crónica. Nos enteramos de lo de la señora del cuadro en el documental que vimos en el interior del Centro Miró. También me encantó oir al chofer que le llevaba al lago.

    Bueno que muchas gracias por la visita y si vuelves a pasar por aquí de veras que me encantaría que te identificases y que nos acompañases en la aventura que supone este blog. Un lugar cálido, a pesar del nombre, donde serás siempre bien recibid@.

    Un cordial saludo.

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