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miércoles, 26 de septiembre de 2012

SOMOS LO QUE MIRAMOS: RECIBIENDO AL OTOÑO CON UN AVISTAMIENTO SOLAR

Es difícil no percibir año tras año que el otoño va llamando a la puerta de nuestra vida. Siempre hay un momento especial en el que esa llamada se siente con más intensidad. Este año, esas imágenes que hacían adivinar esa  cercanía otoñal llegaron a mi retina en Segovia. El frescor de los atardeceres y la gran gama cromática de las hojas no dejaban lugar a ninguna duda.
 
Además, un paseo bajo los tilos, con hojas en forma de corazón y de colores ya cambiantes, me  había  permitido disfrutar de una abundante  lluvia de semillas voladoras, flores olorosas en el mes de junio y ahora convertidas en ocaso de una vida para intentar ser amanecer de otra. Estas semillas se confundían con las incipientes hojas caducas cuyo color canela mostraba un bello contraste con el manto verde del cesped.

El  pasado día 22 de septiembre por fin daba comienzo el otoño astronómico. Con la llegada del equinoccio de otoño, en el que la duración del día y de la noche prácticamente coincide, comenzaba la disminución del periodo de luz solar disminuyendo cada día en tres minutos el tiempo que el sol está sobre el horizonte. La casualidad o la causalidad, quién sabe, hicieron que justo al día siguiente de recibir esta estación se nos presentase la oportunidad de acudir a un avistamiento solar en plena Reserva de la Biósfera de Urdaibai. 

La actividad del Sol se caracteriza por la presencia en su superficie de manchas, fulguraciones y protuberancias. Esta actividad sigue un periodo de aproximadamente 11 años y está asociada al ciclo magnético del Sol. Actualmente nos encontramos en un ciclo solar que se espera que llegue a su máximo en mayo de 2013. Según las estimaciones realizadas,  durante este otoño el número de manchas solares iba a ser abundante y se nos presentaba la  ocasión de ser testigos de tal fenómeno.
Cerca de las 11:00 de la mañana llegábamos al  Centro de la Biodiversidad de Euskadi que,  en colaboración con la Agrupación Astronómica Vizcaína y de la mano de Eduardo Rodríguez, se había encargado de organizar una charla previa  para explicar conceptos básicos sobre nuestra estrella y así entender mucho mejor la observación del Sol a través de telescopios.

Sobre las 12:00, hora en la que  comenzaba el avistamiento, el cielo se mostraba totalmente cubierto. Eso no desairó a los astrónomos que fueron montando los cuatro telescopios a la espera de que el astro rey nos regalase con su presencia. Sobre las 13:30, parte de las nubes se disiparon y unos claros permitieron que comenzara la observación solar a través de telescopios equipados con filtro de luz blanca para observar las manchas solares, y filtro hidrógeno-alfa para ver las protuberancias del Sol.



Difícil es transmitir las sensaciones de tales imágenes. Fue como intentar sorprender al sol sin la protección que le dan la vestimenta hecha a base de rayos luminosos. Vimos perfectamente las manchas, más o menos intensas según la potencia, enfoque y tipo de telescopio. Nos fuimos con bastantes cosas aprendidas. Emilio y Eduardo, muy instruídos en cuestiones astronómicas, se encargaron de ello.

La que no se nos olvidará es que las manchas oscuras se divisan por ser zonas de menor temperatura, 4500 ºC frente a los 6000ºC resultado de la gran energía que se desprende de las reacciones nucleares que se suceden.

Para que que os hagáis una idea de lo que vimos, inserto imágenes de ambos tipos de telescopios tal como se estaba viendo hoy. Se pueden percibir las manchas en la primera imagen y las fulguraciones en la segunda.

Decía el poeta Álvaro de Campos (Fernando Pessoa) que somos lo que miramos. El pasado domingo hicimos un intento de poseer más luz, de verlo todo más claro, para de ese modo poder equilibrar esa oscuridad y esa melancolía, acorde con la siguiente melodía de Schubert, que nos van poseyendo por la recién llegada estación otoñal.

   

10 comentarios:

  1. Vaya, qué interesante. A ver cómo te las arreglas porque ya no nos pueden faltar tus excursiones y sus correspondientes crónicas. Un verdadero disfrute, amiga. Y lo que se aprende.

    Un abrazo.

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    1. Maribel, ojalá que no nunca nos falten esas excursiones para para aprender y, de paso, rentabilizar lo aprendido haciendo alguna que otra crónica en este foro. Me alegro que te haya gustado.
      Fue un día con mucho brillo.

      Un abrazo.

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  2. "Es difícil no percibir año tras año que el otoño va llamando a la puerta de nuestra vida". Qué magnífica frase.
    Si logras ver el otoño con la actitud de quien mira el sol, Alicia, me temo que no hay invierno que se te resista.

    Un abrazo.

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    1. Fíjate, extraída la frase del contexto aún me gusta más.
      Jose Antonio, espero que así sea y que tu me acompañes en ello.

      Un abrazo.

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  3. Hola Alicia:

    una tórrida crónica esta(contando los 6000º a los que asciende la temperatura en el astro rey)muy interesante e instructiva y las fotos muy esclarecedoras, ya que cuando hablamos de Astronomía muchos detalles se nos escapan.
    Gracias por este post tan didáctico, bss.

    daniela

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    1. Daniela, fue un intento de hacer un guiño especial a ese astro rey que a partir de ahora nos regateará su presencia. La verdad es que la Astronomía es una ciencia fascinante por lo que supone de dedicación para los avistamientos. No te haces ni idea lo mágico que es cuando se trata del anochecer y la protagonista de nuestras miradas es la Luna y las constelaciones estelares.

      Un abrazo.

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  4. No sé si alguna vez, Alicia, he tenido una entrada de otoño tan bonita e interesante como esta. Y si la he tenido, desde luego, la he olvidado. Hemos aprendido muchas cosas en esta salida. La composición del sol, el porqué de que veamos las manchas solares, diferentes tipos de lentes necesarios para ver el sol… incluso que el futuro del sol es convertirse, dentro de millones de años, en una nebulosa, o, como lo llamó Eduardo que me resultó curioso, un bello cadáver. Pero sobre todo, aprendimos que no solo la fe mueve montañas, sino también nubes :-) Qué suerte tuvimos de que, durante apenas media hora, se abriera el cielo solo para nosotros. Fue una experiencia maravillosa, yo, desde luego, la recordaré siempre.

    Gracias por la excursión, por la crónica, y por ese vídeo tan hermoso con el que cierras la entrada. Es un bello broche para cerrar mi recuerdo…

    Besos y abrazos.

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  5. Estoy completamente de acuerdo contigo, para mi también fue una de las entradas al otoño de las más maravillosas que he tenido. Digamos que entendimos un poco mejor esos secretos de nuestra gran estrella que no habíamos descubierto por falta de esas lentes tan potentes como protectoras. Sin duda a ello ayudaron las explicaciones de los astrónomos. Qué bello destino el del sol aunque ello suponga la muerte de la vida en la tierra. Vete a saber...Casi prefiero perdérmelo, ja,ja,ja.

    Un abrazo.

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  6. Nos queda, Alicia, con esta entrada, mucho más claro el otoño, la estación de los matices.
    Un abrazo

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  7. Aster, la verdad es que lo que nos invade la melancolía en otoño a causa de la paulatina falta de luz solar nos lo equilibra el gran colorido-esos matices de que tú hablas-que nos regala la madre naturaleza. Verdaderamento un mosaico multicolor para perderse en él.

    Un abrazo.

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