Las vacaciones de verano para mi significan, por un lado, la regeneración de la mente tras el lógico
desgaste acumulado a lo largo del curso académico. Por otro lado, me llevan a
la reflexión sobre todo lo que permanece a mi lado-ahí seguís vosotros, a los que debo el haber aprendido a mirar el mundo con una perspectiva que desconocía, gracias-. También a todo lo que tengo que
modificar y al recuerdo de las ausencias.
En definitiva ese balance anual tan sano, que otras
personas hacen en fechas navideñas, muy
conveniente para continuar en el camino. Ello me permite coger fuerzas con lo positivo y hacer el intento de soltar el lastre de
lo negativo. Por último, no quiero
olvidar la reconciliación del cuerpo con el entorno y la naturaleza. Esto
último lo consigo en su máxima esencia de dos formas: intentando descubrir
nuevos lugares y en lo que yo llamo instantes de punto triple. Me refiero a
esos momentos que paseando por el justo
lugar en el que el mar-elemento líquido-rompe
con la arena-elemento sólido- mientras todo mi cuerpo se ve envuelto por la
brisa refrescante salina-elemento gaseoso-. No os quiero ni contar las
sensaciones reparadoras si estos paseos acontecen con la mejor de las compañías en el
crepúsculo del día, cuando el sol desaparece, la luna emerge en su máximo
resplandor para intentar columpiarse en las olas del mar y una estrella pérdida nos hace un guiño dejando una instantánea estela por el espacio.
Múltiples han sido los instantes en los que me he acordado
de este foro. Las razones también han sido muy diversas, cruzarse en alguna de mis rutas rastros de un
importante personaje literario, alguna frase a lo largo de la lectura de un
libro, una nueva palabra incorporada a mi vocabulario, escuchar una tradición que desconocía o acaso, porque pensé que también hubieseis disfrutado
de haber estado allí.
Os diré que tras recorrer el Campo de Cariñena en julio-ya
contaré impresiones en otra entrada-la primera quincena de agosto fue un periodo de placentero relax en un rincón de la
costa mediterránea. Baños de sol, baños de mar, paseos, lectura, aquagym, ….
Posteriormente volvimos al País Vasco para disfrutar de las fiestas de San
Roque en Portugalete. En las mismas, los mas marchosos de la familia nos encargamos de que nuestro pequeño
retoño Julen, primer biznieto de mis padres, se fuera familiarizando con la
juerga. Su presencia logró mitigar la ausencia del recientemente fallecido primo Enrique, incondicional de la bajada portugaluja y mi mano derecha en las ocasiones en que a mi marido le tocó trabajar ese día.
Acabadas estas, cambiamos el pañuelo amarillo por el azul y pasamos a las fiestas de Bilbao. Os aseguro que me transformé por completo en “Mari jaia”-Mari fiesta-,
personaje ficticio hecho en cartón piedra y con forma de gigantona, icono o símbolo de la Semana Grande bilbaína.
Difícil es transmitir las sensaciones a la sombra de las
grandiosas y bien conservadas murallas de Ávila, ciudad que recorrimos primeramente
en el tren turístico para posteriormente perdernos a pie por sus rincones. Su gastronomía
y sus postres hicieron que recuperásemos energías de la mejor de las maneras.
Como bien podréis imaginar era inevitable el encuentro con
la figura de Santa Teresa. La primera imagen fue la ubicada en la plaza que lleva su nombre y justo al lado de
la Puerta del Alcazar, entrada a la muralla de Ávila.
Representa a la Santa en situación de éxtasis y está realizada la estatua en
piedra caliza blanca. Santa Teresa cuenta en la ciudad de Ávila con su propio
convento, con varias estatuas, siendo ésta en cuestión la más grande y
representativa, de hecho existe una ruta teresiana para visitar todos los
monumentos unidos a la vida, obra y milagros de la Santa. Todo en Ávila gira en torno a la figura de la Santa, el arte, la historia, la gastronomía, la literatura….
Visitamos todos esos lugares así como su casa natal y el asentamiento de la huerta que cita en sus escritos.
Tuvimos ocasión de leer aquellas primeras palabras escritas de su mano en las que contaba sus humildes orígenes y su temprana vocación religiosa. Asimismo su afición por la lectura de libros de caballerías.
Y con el recuerdo de esa frase de Santa Teresa que tantas veces nos hemos repetido, desde Ávila nos dirigimos a Segovia. En una próxima entrada os contaré andanzas por dicha capital así como la suerte de haber podido visitar la habitación que ocupó Antonio Machado a lo largo de su estancia en la misma.
Estos días que has pasado son realmente días de vacaciones. Hubo de todo como debe ser.
ResponderEliminarLos lugares que has visitado son dignos de ver.
Un saludo.
¡Hola San!
ResponderEliminarCiertamente los lugares visitados lo merecían, sin embargo estarás de acuerdo conmigo que el estado mental con el que se afrontan las vacaciones influye de tal forma que incluso aunque tocase no alejarse del hogar es posible disfrutar de múltiples momentos placenteros y de relax.
Gracias por la visita al blog.
Un abrazo.
Alicia, enhorabuena, progresas adecuadamente en tu camino de alquimista, porque, realmente, convertiste el Tiempo en oro.
ResponderEliminarPreciosas las fotografías, el traje de Marijaia te sienta genial, menudas piernas :-), y qué decir de todo lo que nos cuentas… Hablar de Ávila es hablar de Santa Teresa, una de las mujeres más interesantes, al menos para mí, de la Historia. Su espíritu rebelde enfrentado a su tiempo (librepensadora, capaz de denunciar los intereses políticos y privilegios de la sociedad y la Iglesia, incluso enfrentándose a la Inquisición… ) a una sociedad de hombres, en la que el único rol destinado a la mujer era casar y poco más, siempre me ha subyugado. Su obra transciende tiempo y fronteras, es un ejemplo en el que mirarse.
Dejo aquí otra de sus frases que siempre he tenido en cuenta:
“Lee y conducirás, no leas y serás conducido.”
Y ahora, para terminar, aprovecho para dar la bienvenida al Blog, a nuestro seguidor más pequeño, Julen, nuestra continuidad en el tiempo.
Gracias por compartir tu verano. Viajar en tu compañía siempre es, además de divertido, enriquecedor. Espero ansiosa a Machado y Segovia.
Besos y abrazos.
Mari Carmen, efectivamente, hoy en día Santa Teresa sigue siendo un ejemplo de mujer inteligente, moderna y luchadora ante los hombres y humilde y obediente ante Dios. Dos ámbitos difíciles de conciliar, si tenemos en cuenta de los tiempos de los que estamos hablando, e incluso difíciles de entender a día de hoy. Es por ello que su persona inspira tanta curiosidad, en unos casos, y admiración, en otros, aún con el paso de los años.
EliminarMari Carmen, ciertamente ha sido un verano aprovechado a tope.
Un abrazo.
Veo que has tenido tiempo para todo, Alicia (oro puro).
ResponderEliminarHas comenzado muy romanticona, con esos paseos a orillas del mar mientras en el cielo brillan las estrellas... pero después ¡te has despendolado!, jajaja... fiesta por aquí y fiesta por allá. Cuidado con la faldita, hermosa, que se la lleva el viento a lo Marilyn, jajaja... Me alegro de veros a todos tan festeros, y en especial a Julen, que tampoco quiso perderse la juerga.
Me ha encantado ver las fotos de Ávila porque tan solo hace dos veranos que estuvimos allí, aprovechando el viaje a Morille (Salamanca). Recorrimos toda la muralla, que parece que no tiene fin y está muy bien conservada, pero no pudimos seguir el rastro de Santa Teresa, porque nuestra estancia en Ávila fue ya de regreso a casa, por tanto solo estuvimos medio día.
Esperaremos la continuación de tus vacaciones.
Un abrazo.
Un abrazo.
EliminarMaribel, tengo un lío en este momento que no te haces ni idea. Pasado lo que ya os he contado en parte, he comenzado ya a trabajar y esta primera semana ha sido demoledora. Había desconectado tanto que volver a situarme y comenzar a encaminar el curso me ha resultado durillo. Por lo demás, intentado robar algún último rayo de luz y bienestar a este verano que va cayendo.
La verdad es que yo también he de decir que las murallas de Ávila son las mejor conservadas he visto.
Un abrazo.
Alicia, tus crónicas de viaje me despiertan el deseo de transmutarme en onda para viajar como la luz, ligero de cuerpo.
ResponderEliminarEmoción me causa siempre los sitios donde hubo éxtasis. La mística como el arte viven de ello.
Espero Segovia.
Abrazos “septiembros”.
Sergio, sabía que estos lugares era de tu gusto.
EliminarCreo que en la hoja de ruta de la mayoría también aparece como objetivo buscar ese estado del cuerpo y/o del alma que nos lleva a un inmenso e intenso sentimiento de alegría, placer, admiración.
Abrazo preotoñal
Definitivamente, Alicia, eres toda una alquimista.
ResponderEliminarEstuve en Ávila, hace ya muchos años, en pleno Febrero: recuerdo que el cielo estaba raso y el frío literalmente mordía.
Vimos una novia que intentaba aparentar normalidad en manga corta. El amor, compañera...
Un besazo
Aster, lo de las temperaturas frescas de Ávila-de no ser en pleno verano-nos hace recordar que es la capital de provincia con más altitud con respecto al nivel del mar de toda la península, concretamente 1117 m. La verdad es que se agradecieron los atardeceres al relente tras admirar tanto arte y haber pasado parte del mes de agosto a pleno bochorno. La sensación de que el frío muerde literalmente yo la sentí hace años en Pirineos, cerca de Belagua y te aseguro que tampoco se me olvida.
ResponderEliminarBesos.