Descubrimos que esta obra civil, la más importante realizada durante el Imperio Romano, también tiene una historia para los amantes de las crencias diabólicas. Según cuenta la leyenda, la construcción del acueducto debe atribuirse al señor de los infiernos. Si se observa atentamente, todavía pueden verse los agujeros en las piedras que, según dicen, podrían ser las huellas de las uñas del diablo.
Como en otras ocasiones, primeramente recorrimos la ciudad en el Bus turístico para posteriormente, y durante dos días, ir buscando de manera más próxima los rincones que más nos llamaron la atención.
La catedral de Segovia, construída entre los siglos XVI y XVIII, es conocida como La Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia.
La catedral de Segovia, construída entre los siglos XVI y XVIII, es conocida como La Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia.
Louis José Proust, el científico mejor pagado de la Ilustración Española, ejerció como químico en el laboratorio de la escuela de artillería, segun él el mejor de Europa en dicha época.
Muchas esquinas de Segovia tienen su historia, sin embargo el encuentro que mayor ilusión me hizo, por no ser buscado, fue el de las huellas de Antonio Machado. Primeramente con una imagen suya en bronce y una inscripción en su base.
Posteriormente, una señal nos dirigía hacia la pensión en la que vivió el poeta desde 1919 a 1931.
La Real Academía de Historia y Arte de San Quirce la compró y se ocupa de su conservación.
En el jardín de acceso encontramos un busto del poeta realizado por Emiliano Barral.
Haber podido estar en la sala en la que se realizaban las tertulias fue como realizar un viaje en el tiempo y casi percibir parte de las conversaciones.
Impagable el tesoro que luego nos mostraron, una biblioteca en la que estaban recogidos varias ediciones de todos los libros publicados por el llamado poeta del pueblo.
En un estante aparte se encontraban una serie de libros de la Biblioteca Circulante de la Universidad Popular Segoviana que fueron censurados por múltiples razones.
Especialmente me llamó la atención un fonógrafo con el que Antonio Machado recogía refranes y dichos populares en sus viajes con motivo extender la educación por los pueblos alejados de la comarca. Este aparato funcionaba con discos de pizarra y además de grabador era reproductor por lo que sirvió para registrar y extender la cultura de la gente sencilla que tenía vetado el acceso a otros recursos. Es por lo anterior que siempre fue llamado el poeta del pueblo.El dormitorio permanece tal como estaba cuando él lo usó. Es fácil imaginarse al poeta entretejiendo sus versos y preparando sus clases en la mesa situada en el centro de dicho espacio. Los cristales de las puertas de las habitaciones estaban pintados con pintura blanca para preservar, de alguna manera, la intimidad de las personas que habitaban la pensión.
Recordamos ese primer amor con la jóven Leonor y su depresión tras su temprana muerte. Su malestar en Jaen por este recuerdo fue lo que llevo a su tralado a Segovia, lugar más acorde con sus gustos y en la que desarrolló la labor de extensión cultural a esa parte de la sociedad más desfavorecida.
No faltó el recuerdo de su cortejo a la viuda Pilar Valderrama, último amor de Antonio Machado. En los versos del último libro de poesía del autor, Nuevas canciones, aparecía con el nombre de Guiomar.
También recordamos la publicación del libro de la misma tras su muerte en el que declaraba abiertamente su relación.
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ResponderEliminarAlicia, memorable viaje. Yo que vivo donde termina el Duero (Douro) me late Machado cada que lo miro.
EliminarViajo contigo cuando narras, no tengas duda y este viaje me pareció un suspiro, como deseaba que contaras mas pero, de lo bueno poco.
Abrazo de tarde como soñaba Don Antonio.
Sergio, sin duda todos los habituales de este foro viajáis siempre conmigo. Desde que copo a copo La nieve se fue compactando, y casi sin darme cuenta, fue cambiando en mí la forma de ver el mundo. Mirando lo mismo veo más, es por ello que no me importa volver sobre los caminos recorridos. Sé que si hay una próxima vez hallaré algo que anteriormente pasó desapercibido o aún no había desarrollado la sensibilidad suficiente para percibirlo. Por otro lado, compartir los viajes con vosotros es una manera de volverlos a vivir e intentar atrapar para siempre con palabras esos momentos.
EliminarUn abrazo, como el del poema del poeta.
Un placer, Alicia, hacer camino a tu lado.
EliminarAster, bien cierto era lo de que encontrar un aliado en medio de la nieve, ver las huellas de otro rompiendo la monotonía blanca, ayuda a seguir caminando, a continuar escribiendo.
EliminarSeguimos la ruta.
Un abrazo.
Gran reportaje, Alicia. Tus vacaciones son viajes culturales inigualables para todos los que te seguimos. Yo fui a Segovia y no vi tanto, me quedé con la imagen majestuosa del acueducto y con la visita a La Granja y a su palacio real.
ResponderEliminarLa casa de Machado me ha recordado mucho a la de Miguel Hernández. Incluso a través de las fotos se respira presencia poética.
Gracias por compartir tanto.
Un abrazo.
Maribel, en vacaciones, y mientras se pueda, intentamos que haya un poco de todo y lo de recuperar el tiempo literario perdido me gratifica un montón. Como habéis podido ver, la posada no es una gran mansión ni en ella se conservan deslumbrantes obras de arte, sino que yo lo vi como un espacio en el que poder sentir, más que contemplar, la humilde casa en la que habitó un poeta que esperaba morir “ligero de equipaje”. Traspasar ese umbral supuso evocar ausencias y emocionarse con el recuerdo de unos versos.
ResponderEliminarMaribel, efectivamente, me acuerdo de aquella foto de grupo que colgaste en el blog cuando visitaste la casa de Miguel Hernández con motivo del centenario de su nacimiento en el 2010. Creo que las sensaciones que percibimos fueron muy parecidas.
Un abrazo agradecido.
Hola Alicia:
ResponderEliminarme ha encantado el periplo por tierras segovianas y machadianas, ha sido un placer conocer su residencia, y curiosear por lo que fue su vida. La vida del poeta del pueblo, que fue pueblo y fue vida. Gracias por compartirlo, bss.
daniela
Hola Daniela, muchas gracias por tu visita. De veras que me complace saber que, en mi tarea de acompañaros, he aportado un poquito en pro de recordar esta parte de la vida de Antonio Machado. Espero escucharle pronto en tu voz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este año, por distintas circunstancias, no he podido viajar a ningún sitio, pero no me importa, porque lo he hecho en la mejor de las compañías, la tuya, Alicia.
ResponderEliminarDisfruté con la visita a Ávila, y ahora, saboreo cada una de tus palabras por esa ciudad eterna, y, sobre todo, por la vida de uno de nuestros poetas más asombroso.
Gracias por traernos imágenes de los lugares que formaron paisaje de su rutina durante años. Es fácil, tan bien lo has trasmitido, imaginarse a Machado escribiendo, grabando esas frases, incluso, caminado a su lado llevando la cultura a los más desfavorecidos.
Dejo aquí uno de los poemas que más me gusta de Machado… porque es machado mismo.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
(Antonio Machado)
Qué bonito poder decir de uno mismo, con la convicción que él lo hace, “soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”
Gracias por viajar, y permitirnos hacerlo a tu lado.
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ResponderEliminarGracias Mari Carmen por recuperar la esencia del poeta aportando este poema tan suyo. Retomo y adapto uno de los versos, se que Antonio Machado, que era bueno, me sabría disculpar,"Y al cabo, mucho os debo, todo cuanto he escrito".
ResponderEliminarUn abrazo.
Impresionante retrato de una ciudad que se intuye repleta de historia y leyendas, y cariñoso homenaje al gran poeta de las pequeñas cosas. Lo leí mucho de estudiante, aunque prefiero los versos de su hermano, Manuel Machado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose, casi se me despista tu visita a Segovia. Estoy segura que tú descubrirías otras cosas en ella. El paisaje puede se concreto pero las percepciones que se tienen del mismo pueden ser maravillosamente diferentes.
ResponderEliminarUn abrazo de bienvenida otoñal.