EXPOSICIÓN DE ASTER NAVAS Y AMAIA ALONSO: “MIRA LO QUE ESCRIBO”
Desde el 21 hasta el 29 de junio
Centro Cultural Santa Clara
Desde el 21 hasta el 29 de junio
Centro Cultural Santa Clara
Por fin había fecha para un proyecto en el que nuestro compañero Aster iba a dar un nuevo giro de tuerca con objeto de poder acercar al público en general parte de esos micros que nosotros, los compañeros de La nieve, tuvimos la fortuna de conocer y comentar previamente a lo largo de los últimos meses en este foro literario. Contenidos en el libro virtual CUENTOS PARA LEER EN EL ASCENSOR, Aster ya nos había hecho saber que algunos, en formato pdf, estaban disponibles en la página web del Ayuntamiento de Portugalete como un gesto de colaboración en la celebración del último Día Internacional del Libro. Tocaba apuntar la fecha y comenzar a pensar de qué se trataba este nuevo proyecto.
Posteriormente Aster, en este foro, nos daría una información real y posteriormente una visita virtual. Nos tocaba encajar en nuestra agenda la visita personal.
El Centro Cultural Santa Clara, para mí tiene una connotación sentimental debida los recuerdos de niñez. Por otro lado también por los buenos momentos pasados en dicho lugar, presentación de “Cuentos para leer en los semáforos”, Toti Martínez de Lezea, Maruja Torres…, audiciones musicales y poéticas, obras de teatro... Está situado en un antiguo convento fundado en 1914 y sería el lugar de ubicación de la exposición. Adquirido por el Ayuntamiento en 1987, el edificio fue rehabilitado y adaptado para uso como Centro Cultural de la Villa. La exposición sería en la antigua iglesia, hoy con posibilidad de ser utilizada par a cualquier tipo de evento cultural.
Yo de pequeña acompañaba a mi madre a comprar grandes obleas para usarlas a la hora de hacer los postres navideños caseros. Las monjas de clausura nos las dispensaban por el torno giratorio. Hoy en día, las monjas clarisas que quedan, viven instaladas en un cercano rascacielos de nueve pisos. En la mudanza se llevaron sus rezos, sus hábitos y su huerto. Habéis leído bien, también la tierra de su huerto. Patatas, cebollas, vainas, tomates, pimientos, puerros... Tan variada producción, hacen que nunca falten víveres en la alacena de las monjas.
Allí, aún hoy en día, disfruta del plácido invierno de su vida la prima lejana Esther. Como “sor” tiene otro nombre que tengo olvidado. A ella también le empiezan a fallar los recuerdos. La última vez que la vi, en su último ingreso hospitalario, tras varias explicaciones se acordó al menos de quién eran mis abuelas. Para recordar sus tiempos de convento le vale con asomarse el ático al atardecer y buscar la espadaña intacta de su antiguo hogar.
Por fin, el último día de la exposición, conseguíamos poner el broche de oro a la misma disfrutando de la presencia de Aster. Nos iría descubriendo matices y secretos bien guardados sobre la misma. Pocos tienen la fortuna de sondear y percibir los sentimientos de un artista ante su obra, su ilusión sobre un proyecto y la evaluación final con objeto de seguir mejorando. La espera seguro que había merecido la pena. Sin duda ver reunidos de nuevo a Aster y Amaia iba a ser un lujo al alcance de nuestra mirada. Ya tuvimos la ocasión de disfrutar de ellos con la presentación del primer libro de Aster.
Llegamos a Santa Clara con media hora de antelación sobre la hora en la que habíamos quedado con nuestro compañero. Era necesario. Lo mismo que un autor necesita sumergirse en su obra final en soledad, queríamos percibir lo que pretendía decirnos sin su presencia. Ya se lo contaríamos posteriormente. Marcos y paneles blancos daban abrigo a la secuencia de micros. En algunos, debido a la belleza y los destellos de color de los dibujos de Amaia Alonso, era obligado un doble proceso imaginativo. Desde lo alto del antiguo coro de la iglesia, se manifestaba de forma muy latente que el recogimiento y silencio de las monjas en aquellos tiempos pasados eran hoy también para nosotros uno de los ingredientes necesarios para de nuevo esbozar una ligera sonrisa cómplice al volver a leer los micros.
Pude comprobar que, pasado el tiempo, en algunos era capaz de recordar casi literalmente el comentario que me había sugerido. En otros, sin embargo, creo que de haber tenido papel y lápiz habría cambiado la percepción inicial. Para mí ahí radica la riqueza y belleza de una obra artística, que es una fuente inagotable de matices dependiendo del momento o disposición que uno tenga.
A la hora prevista se incorporaba Aster para enriquecer la visita con su presencia y sus comentarios. Creo que es la primera vez que dudé a quién elegir. Aster, sé que me has disculpado por no abandonar inmediatamente la labor de retener en la memoria y en la máquina de fotos retazos de vuestra obra.
A partir de este momento, en la mejor compañía que podíamos tener para la ocasión, la de Aster, recorrimos la sala que, sin sus habituales sillas tapizadas en rojo, nunca antes me había parecido tan grandiosa.
Entre SILOGISMOS, PARALELISMOS Y COMPLEMENTARIOS nos fuimos sumergiendo en la CRÓNICA DE AGUA. Vimos como se hacen EJERCICIOS DE HETEROGRAFÍA. Subimos al ascensor. Paramos para observar atentamente la pintura preferida de Amaia.
Leyendo NÚMEROS, LOS NOMBRES y sin escurrir el BULTO se fue pasando el tiempo. Procedía buscar con LOS OJOS la FRASE PERDIDA. Entre un largo ETC de más micros, sentimos el corazón a ritmo de SÍSTOLE Y DIÁSTOLE de dos artistas que habían puesto mucha ilusión en un proyecto. Nos dimos cuenta que Aster es UN CHICO PROMETEDOR. Su trato fue PURA CORTESÍA. Que fue una pena que a AMAIA no le pudiésemos dar un beso, que no VESO. Y así, el TIC-TAC del reloj, sin MISERICORDIA, marcó el fin de la visita.
Tocaba apagar las luces de la sala aunque casi A CIEGAS hubiésemos dado otra vuelta. POR FIN nuestro último micro fue TARDE DE TERRAZA. En la terraza próxima a la ría del Bar el Siglo daríamos por finalizado uno más de los emotivos momentos que Aster nos ha regalado a lo largo de nuestra colaboración en el foro La nieve.
Personalmente la idea de esta exposición, combinación de texto e imágenes, me parece muy interesante y acertada. De los textos de Aster, creo que lo dije casi todo en su momento. De las imágenes de Amaia, pienso que se ha crecido con respecto a los trabajos anteriores al utilizar colores más intensos y pasionales. Yo exportaría la exposición a espacios de paso de los institutos para aproximar el proyecto a los más jóvenes. Sin dudarlo creo que habría que moverse para que luzca, con todos los honores, en el hall de la Casa de Cultura Clara Campoamor de Barakaldo a lo largo de las Jornadas Literarias del próximo año.
Aster, solo me queda felicitarte de nuevo y que hagas extensiva la felicitación a Amaia así como agradecerte el regalo de tu presencia. Ajustar la agenda fue complicado para nosotros en estos días de evaluaciones finales en la ESO
Esta vez es nuestra compañera Maribel la que ha elegido la música. Es su colaboración en la distancia a esta crónica. La razón es muy sencilla. Porque le gusta. Y a ti Aster, seguro que también.
Mari Carmen, Alicia: gracias por vuestra visita.
ResponderEliminarGracias, Alicia, por este reportaje tan completo: empiezas ubicando al lector, le acompañas a la sala de la exposición...
Muy acertada la música, Maribel.
Un lujazo de reportaje que he disfrutado mucho. Me ha encantado veros a los tres juntos, Aster, Alicia y Mari Carmen. Creo que sería un acierto exportar esa exposición, convertirla en itinerante, para que mucha gente pueda disfrutar de ella. Por cierto, el huerto de las monjas en las alturas me tiene loca.
ResponderEliminarAh, y me alegro de que te guste la música, Aster.
Abrazos para todos.
Aster, dicen que escribir es vivir dos veces. Yo creo que con las crónicas además de vivir dos o más veces-de hecho lo hago cada vez que las comparto con mi gente querida-se añade más emoción y tiempo de calidad a mi vida. Gracias por darme argumentos para seguir escribiendo.
ResponderEliminarMaribel, a ti gracias por tu colaboración musical y por ser una parte muy importante de la melodía de este espacio y de nuestras vidas.
Un besazo a ambos.
Alicia, percibo mucho cariño en esta crónica, y nombras algunos de mis micros preferidos, como "Misericordia". Tuvo que ser un lujo contar con las explicaciones de Aster. Lo veo convertido en artista mediático.
ResponderEliminarMuy pintoresco el asunto de las monjitas. Me pregunto si también se llevarían el confesionario.
Un abrazo.
Como os ha contado Alicia, Santa Clara es el centro cultural de nuestro pueblo. Allí hemos asistido a obras de teatro, a variadas exposiciones temporales, a tertulias, he de reconocer que además muy divertidas, con escritores...pero para mí Santa Clara está unido a La Nieve y Aster. No se me olvidará cuando hace dos años presentó, en esta misma sala, su primer libro. Yo me acababa de incorporar al foro e iba a conocer a un gran escritor por el que sentía admiración. Sentí miedo, nervios, vergüenza...
ResponderEliminarHa pasado el tiempo y se ha confirmado que es un GRAN ESCRITOR, y a la admiración de entonces se ha sumado el cariño...pero os puedo asegurar que a pesar de lo dicho mi opinión es objetiva. La exposición fue...no...es una maravilla. Los textos de Aster y los dibujos de Amaia se acoplaban perfectamente. Fue una sensación extraña, pero muy gratificante, ver esos textos que ya conocíamos expuestos en otro formato. Como dice Alicia fue inevitable no recordar las entradas de La nieve, los comentarios...
Aster, el trabajo está hecho y, como dice Alicia y Maribel, lo de hacer una exposición itinerante merece la pena.
Alicia, nada hay difícil para ti. Enhorabuena por la crónica es perfecta...Gracias.
Maribel, una banda sonora maravillosa...
Besos y abrazos a Tod@s.
Jose Antonio, efectivamente mucho cariño y tanto o más admiración por saber conciliar su ambito familiar, el laboral y el literario siendo aún capaz de sacar un hueco de su agenda para estar con nosotras.
ResponderEliminarRespecto a las monjitas, no te puedo decir si se subieron el confesionario. Lo que no les falla es la visita el cura.
Un abrazo.
Mari Carmen, poco más podemos añadir a lo dicho y a lo sentido.
ResponderEliminarBueno, acaso que se nos olvidó lo de que a las monjas clarisas les seguimos llevando una docena de huevos si tenemos boda en la familia. Se trata de encargar a las religiosas que pidan expresamente en sus oraciones a Santa Clara la gracia del buen tiempo, sin lluvia, en el día de su matrimonio. También se nos olvidó decirles al resto de los compañer@s del foro que cuando nos reunimos nos acordamos especialmente de todos y de cada uno de ellos.
Un abrazo.
Aster, que más se puede añadir. Un equipo de campeonato.
ResponderEliminarFelicidaes.
Un abrazo ambulante.
Sergio Astorga
Gracias Sergio por tu vista. Ya podemos cerrar la sala de exposiciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Visita, quería decir visita.
ResponderEliminarEstaba de viaje...y ésta crónica me hace continuar en el tren. En el tren de la vida, que para nosotros está conformada con imágenes y letras que reflejan los pasos que vamos dando y recogiendo. De Áster solo puedo decir dos palabras: espléndido escritor. De Amaia tal como de él: maravillosa artista. De Alicia puedo decir que hace fácil la memoria, que nos ayuda a vivir, que nos mantiene, continuamente, la esperanza de ser con vosotros, en otro lugar, que es el mismo gracias a sus crónicas, gracias a su modo de dibujar la existencia. Así, lo que pasa a unos cuántos kilómetros de distancia, pasa a nuestro lado. Sin bajarnos del tren. Y estamos allí. A vuestro lado del corazón. Tan cerca. Gracias. Por abrir las puertas de este evento. Por hacerlo nuestro también.
ResponderEliminar¡Menos mal que habíamos dejado un poco entreabierta esta sala de exposiciones!
ResponderEliminarEmilio, celebro que hayas llegado a tiempo para disfrutar de este evento. Como tú bien dices, es una manera de hacer viajar para, posteriormente, guardar en la memoria de nuestro archivo común de La nieve este momento de creativa belleza que nos proporcionaron Aster y Amaia.
Un abrazo.