La asociación Complices Literarios organizó un maratón de lectura para celebrar la velada de Halloween.
Como no podía ser de otro modo, el hilo conductor de todas las lecturas fue el terror junto a su compañero el miedo. No faltaron todos los aderezos indispensables para tal efecto como la muerte, la sangre, la intriga, el trueno, el cementerio, Drácula,...
Los autores que fueron apareciendo entre otros tantos fueron los clásicos Emilia Pardo Bazán, Edgar Allan Poe, Mariano José de Larra y Juan Ramón Jiménez. Tampoco faltaron relatos de compañeros conocidos como Lidia Cotallo y Ricardo Manzanaro. La velada se nos hizo corta por lo a gusto que estuvimos en el Bar La Perdiz.
Recibida la invitación de Mari Carmen Azcona, intervine en el maratón con un micro con el que participé en una de las ediciones del Halloblogween organizado por Teresa Cameselle y que posteriormente fue publicado en la antología Las 7 virtudes de la humanidad.
"Cuando todo está oscuro enciende un libro". Dicho y hecho.
EL ÚLTIMO ABRAZO
Habíamos compartido maravillosos momentos en
aquel lugar, nuestro refugio de desatada pasión. Se trataba de una escondida
vaguada muy próxima a un acantilado. Aún recuerdo aquellos tiempos pasados en
los que los susurros del mar se mezclaban con nuestras promesas de amor eterno.
Los besos y los abrazos nos hacían sentir como si nuestro destino fuera ese,
vivir eternamente unidos. Hoy, de nuevo, volvíamos los dos por aquel conocido
sendero mientras el manto azul celeste se iba tornando gris plomizo. Las
gaviotas del atardecer iban dando paso a los murciélagos, dueños del crepúsculo
y de la noche. El sol había cedido el testigo a una media luna que más
bien pareciese la hoja de una hoz lanzada al aire. La fresca brisa marina,
transformada en un aire mortecino, iba invadiendo todo el ambiente. Las ramas
de las zarzas pareciesen obstaculizar nuestro camino en un intento de aferrarse
a las vestimentas. Las pegajosas redes de las arañas con sus múltiples
laberintos daban a entender que nuestro antiguo refugio de amor seguía siendo
un lugar inhóspito para el resto de los humanos, a la vez haciendo del entorno
un espectáculo casi siniestro. Llegados al lugar, le abracé fuerte contra mi
pecho y le di el último beso depositándolo en la tapa de la urna que contenía
sus restos. Procedí a depositar allí mismo sus cenizas. De repente, un golpe de
aire me sacudió en la cara. El mismo que hizo que mi ropa negra se viese
impregnada totalmente de sus cenizas a modo de un último abrazo.
Cómo me habría gustado acompañaros en ese maratón de lectura. No solo porque me encanta el terror, sino también porque el 31 era mi cumpleaños. Buenos textos los que seleccionasteis, sobre todo el de Alicia Uriarte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una gran idea la de reunirse para contar cuentos. Dicen que el amor es el tema por excelencia en la literatura, yo creo que la muerte lo supera, si bien esta es más discreta.
ResponderEliminarEspero que estas reuniones se repitan todos los años.
Un abrazo.