Se acerca una fecha muy especial. Este foro La nieve cumplirá su cuarto año en
menos de un mes, en concreto el 16 de diciembre. Es una cuenta atrás que quisiera iniciar con la carta que me
envió la semana pasada una de las personas que, de forma sigilosa y sin dejar huellas, nos ha seguido a lo largo de la mayor parte de este tiempo.
¿Lo habéis probado? Nada de spas, ni cámaras sin
ecos, nada de habitaciones oscuras con paredes aisladas,… no, nada de eso, el
lugar más relajante de todo el orbe está en cualquier paraje solitario nevado y
en un día de niebla.
Supongo que eso cruzaba por la cabeza de Aster, cuando
le daba al magín durante la gestación de vuestro blog. La Nieve debía ser un
lugar blanco y plácido. Un territorio donde no hay ruidos, todo es silencio si
no te mueves; no hay luces, todo es un único color mientras la niebla no
despeje; nada huele, sólo hay rocío –agua pura - en el interior de la nariz; la
lengua no capta nada y sólo el tacto, en el blanco, aterciopelado y frío nival,
es estimulado por la temperatura y la humedad del blanco abrigo, al igual que
el papel virgen que empuja a escribir en él.
Quedaos estáticos un rato, quietos ante la hoja ó la
pantalla. Sin tocar, sin oler, a ciegas, a puerta cerrada,… y antes de poner la
primera tecla, sentid el silencio ominoso de la nieve. Todos recordamos la primera nevada, quizá sea el recuerdo más remoto que yo tengo. Era un elemento nuevo y, para casi un bebé, constituyó todo un desafío tocarla. Mi madre intentaba que no saliese a la calle.
Aquella fue una gran nevada, de las que entran en el recuerdo colectivo y se asoman, de vez en cuando, a las sobremesas de invierno.
La gente que vive de la tierra y de sus frutos, dice siempre que la nieve, en las fechas adecuadas, es el mejor sistema de riego que existe. La nieve aísla de las heladas y se funde empapando el terreno profunda y pausadamente.
Seguro que todos recordáis vuestro primer texto, calentito, fragante, primoroso,… Ese primer relato, que está enmarcado en vuestros recuerdos y era como un pastel recién horneado. Como pisar la nieve por primera vez.
Después, cada entrada, cada poema, cada cuento,…, es un reto superado poco a poco, letra a letra, frase a frase,…, que invade y arrasa el silencio de la hoja en blanco.
Seguid escribiendo; escribid en La Nieve. Sobre fondo, os leemos.
El saber que alguien al leernos ha sido capaz de escribir estas sentidas palabras es una más de las múltiples razones por las que siga mereciendo la pena caminar y seguir construyendo puentes por esta pista helada.
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