Últimamente la vida me ha ido envolviendo con sus suaves caricias aunque también me ha dado algún zarpazo. Mientras iban aconteciendo todas las vicisitudes, hubo un día muy especial, aquel en el que recogí el premio por haber sido seleccionada en el Concurso de Cuentos sin Fronteras organizado por la Asociación Txirula Kultur Taldea.
La semana anterior a dicha cita todos los cuentos seleccionados estuvieron expuestos en una de las estancias del Centro Cívico Social de Otxarkoaga para disfrute de todas las personas que pasaron por dichas instalaciones durante esos días. No pude por menos de acercarme, dado el mimo con el que los organizadores ponen en todos los detalles de la preparación de las jornadas infantiles anuales de las que forma parte la lectura de los cuentos seleccionados en el certamen que organizan.
Llegó el día 11 de mayo y los carteles del evento nos iban dirigiendo al lugar del encuentro. Por cierto, este estaba en la valla que protege las obras de la nueva linea de metro que en breve plazo llegará a Otxarkoaga.
El recibimiento por parte de los miembros de la organización, así como los detalles previos en los días anteriores, fue un indicador tanto del carisma humano de los mismos como de las ganas de hacer las cosas lo mejor posible. A la hora prevista se daba inicio al evento con el baile del aurresku de honor a los seleccionados. La verdad es que era la primera vez que me hacían dicho homenaje tan arraigado a las raíces de nuestra tierra.
Me tocó leer en el décimo lugar. Sería difícil explicar el estallido de emociones y sentimientos del momento. Fue inevitable el recuerdo de mi madre que, al igual que el aire, estuvo entre nosotros a lo largo de la lectura.
Seguidamente, se hizo entrega de la parte física del premio, un cofre con los libros, un bolígrafo para seguir escribiendo y el correspondiente certificado. Desde lo más hondo de mi ser el agradecimiento a todos y cada uno de los artífices de esta parte de mi historia. En la foto para el recuerdo, junto con una de las componentes del jurado de euskera, la presencia de Carmen Martínez, del grupo de interpretación poética Poetália. Fue toda una sorpresa encontrarla dirigiendo el acto y regalándonos su arte.
Con una foto de lo escritores asistentes junto a miembros del jurado y de la organización se daba por finalizada la primera parte de la jornada. Más fotos del acto AQUÍ.
A continuación nos dirigíamos a un restaurante próximo a por la otra parte del premio. La disfrutar de unos agradables ratos de tertulia durante la comida. Os diré que por gentileza de la organización también estuvieron invitados nuestros acompañantes. No tengo por menos de agradecer a Mari Carmen Azkona y a Pedro Pablo de Andrés que, junto con sus parejas y la mía, tuvieran la gentileza de estar a mi lado en un día que ya no nos lo quita nadie.
Mas fotos de la comida AQUÍ.
En unos tiempos catalogados como de crisis económica y de crisis de valores hay personas emprendedoras que regalando su tiempo buscan subvenciones de particulares cuando fallan las oficiales y que imprimen cariño, ilusión y trabajo en pro de que a los jóvenes de su barrio les suenen como próximas y llenas de contenido las palabras solidaridad, diversidad, paz, tolerancia, igualdad de género, derechos humanos y cuidado de la naturaleza. Estas personas son los componentes del grupo Txirula Kultur Taldea. Gracias.