Yo creo que es la antesala al infierno de... los príncipes azules. Todas las mujeres quieren cruzar esta puerta y, al regresar, todas dan un portazo. Con el tiempo se ha corrido la pintura azul, manchando el pomo.
Aster, para mi el color azul es vida, es cielo, es mar---, es amor. Sin dudarlo, el amor es azul sin importar cual sea su intensidad. Y sí, creo que debiera se algo muy contagioso. Esta melodía de Paul Mauriat creo que acompaña muy bien a lo que se podría esconder tras esa puerta.
Hay un lugar donde contempar ese azul es un absoluto relax: Oia en Santorini. Y hay otro azul distinto y "especial". Es el que presenta la mar en torno a la Marina Picola de Capri, por eso el "azul capri". Gracias por sacar esos recuerdos de mi baúl de viaje.
Antes de nada, Martín (dudo si poner la tilde), bienvenido: un placer tenerte en La Nieve. Un placer recuperar contigo momentos tan intensos, tan azules. Un saludo.
Coincido con Martín en cuanto al azul de Santorini, un color que no se desluce con el paso del tiempo. Y qué decir de ese tan nestro: “el azul Blibao”. Pero hay otro que hace tiempo me impactó, y es el azul de los cuadros de Vang Gohg. El de su “Noche estrellada” el de sus “Campos de trigales con cuervos. Un color que vive de la luz, que la busca… para dar forma a los sentimientos, no a las figuras.
Interesante entrada, como lo están siendo todos los comentarios.
Yo creo que es la antesala al infierno de... los príncipes azules. Todas las mujeres quieren cruzar esta puerta y, al regresar, todas dan un portazo. Con el tiempo se ha corrido la pintura azul, manchando el pomo.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué bueno, José Antonio ese giro al relato.
EliminarLos micros tienen algo también de puerta giratoria.
Un abrazo
Aster, para mi el color azul es vida, es cielo, es mar---, es amor. Sin dudarlo, el amor es azul sin importar cual sea su intensidad. Y sí, creo que debiera se algo muy contagioso.
ResponderEliminarEsta melodía de Paul Mauriat creo que acompaña muy bien a lo que se podría esconder tras esa puerta.
https://www.youtube.com/watch?v=lD3H_-pc5j4
Un abrazo.
Gracias, Alicia. Debe ser, entonces, muy especial.
EliminarExcelente banda sonora para acompañar las palabras.
Hay un lugar donde contempar ese azul es un absoluto relax: Oia en Santorini. Y hay otro azul distinto y "especial". Es el que presenta la mar en torno a la Marina Picola de Capri, por eso el "azul capri". Gracias por sacar esos recuerdos de mi baúl de viaje.
ResponderEliminarAntes de nada, Martín (dudo si poner la tilde), bienvenido: un placer tenerte en La Nieve.
EliminarUn placer recuperar contigo momentos tan intensos, tan azules.
Un saludo.
Coincido con Martín en cuanto al azul de Santorini, un color que no se desluce con el paso del tiempo. Y qué decir de ese tan nestro: “el azul Blibao”. Pero hay otro que hace tiempo me impactó, y es el azul de los cuadros de Vang Gohg. El de su “Noche estrellada” el de sus “Campos de trigales con cuervos. Un color que vive de la luz, que la busca… para dar forma a los sentimientos, no a las figuras.
ResponderEliminarInteresante entrada, como lo están siendo todos los comentarios.
Besos y abrazos a repartir.