Su relación con aquella mujer iba razonablemente bien hasta que ella empezó a responderle con aquella frase a cada comentario, a la más mínima observación con la que buscara mejorar, avivar la convivencia. Es increíble -le decía con los ojos desorbitados, presa de una susceptibilidad desconocida.
Admitía matices -no me puedo creer, no me puedo creer esto, no me puedo creer lo que me estás contando o diciendo- pero el mensaje era siempre el mismo: asombro, desconcierto ante sus palabras. Es surrealista -afirmaba cuando ya estaba fuera de sí porque aquel capullo se atrevía a reclamarle afectividad, complicidad, intimidad, todas esas cosas, ya saben, terminadas en dad; descolocada por aquel pringao que no sabía que las parejas de largo recorrido acababan aquejadas de artrosis emocional; a ver qué carajo venía reclamando a aquellas alturas más allá de la mutua tolerancia. No, no se lo podía creer; le parecía increíble.
Y no, no era el increíble que se le escapaba escuchando los recortes que anunciaba un día sí y otro también el telediario ni el increíble que le decía hace años cuando él -eres increíble- o al menos alguna parte de él -es... increíble- le fascinaban.
Más que palabras
Aster, yendo más allá de tus creíbles palabras, es cierto que con el paso del tiempo muchas de las cosas que nos parecían increíbles pasan a ser rutinarias y en ese punto acaso convenga intentar que lo imposible llegue a ser posible para evitar la artrosis emocional.
ResponderEliminarUn increíble abrazo.
Gracias, Alicia. Sí, la rutina va haciendo lo mágico previsible.
EliminarAster, no me canso nunca de leerte. Tu escritura elegante, tus ingeniosos juegos de palabras y esa elegante ironía que caracteriza tus textos y que dejan la realidad desnuda. Me ha encantado, enhorabuena.
ResponderEliminarTú si que eres increíble.
Besos y abrazos.
Un abrazo, Mari Carmen. Gracias
EliminarEn una sola palabra, Aster, resumes el pasado y el presente de tu personaje. Por cierto, Bisbal diría de tu micro: "Es increíble".
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo, José Antonio. Habrá que hacerle llegar el micro a Bisbal;-)
EliminarEres un genio (por no decirte que eres increíble).
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo, Maribel. Gracias.
EliminarAster, es ver dad, ahora que se acerca la navi dad la rutina nos deja en orfan dad.
ResponderEliminarAbrazo en canti dad.