YA EN LA CALLE LA ÚLTIMA EDICIÓN DE LA NEVERA, EL LIBRO ABIERTO EN EL QUE PUEDES PARTICIPAR.

viernes, 11 de marzo de 2011

Nudo


¿Qué es lo que queréis cerrar? –nos preguntó el muchacho de la ferretería y no supimos qué responderle. Nos llevamos uno dorado; parecía sólido y seguro.

Han pasado los años. El candado se oxidó y aquel joven dependiente es ahora un cuarentón calvo y obeso.

¿Qué es lo que quiere -me ha hecho tanto daño ese usted...- cortar? –me ha preguntado receloso cuando le he pedido, bajando la voz, una cizalla.



7 comentarios:

  1. Brillante. La asociación del texto con la imagen es magnífica y necesaria. Es curioso cómo la unión de componentes mejora el producto (no sé si he escrito alguna propiedad matemática).

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Aster, primeramente voy a poner un poco de historia literaria a este rito de los candados. A pesar de que en los últimos años se ha extendido en España, esta costumbre nace en 2006 a raíz de la publicación del libro del autor italiano Federico Moccia "Tengo ganas de ti". En el mismo, se recogía las vivencias de una pareja que colocaba un candado en una de las farolas del puente Milvio, sobre el río Tiber, y lanzaban la llave al cauce. Desde entonces candados de diferentes tamaños y colores brillan en algunos puentes de nuestra geografía, siguiendo el ritual italiano de colocar estas cerraduras en las pasarelas sobre los ríos, a cuyos cauces las parejas de enamorados lanzan la llave en señal de amor eterno.
    El propio Moccia ha habilitado un espacio en su página web oficial en español en el que los internautas pueden colocar candados con sus inscripciones en diferentes puntos de España sin alterar el paisaje. La dirección es: http://www.federicomoccia.es/noticias.php.

    Yo supe de esta tradición-y entonces busqué la historia que ahora recupero- a raíz del viaje de estudios que organizamos para el alumnado de primero de bachillerato-estoy cerrando detalles pues este año marchan el 12 al 20 abril-. Dónde realmente vi abundantes candados fue en los puentes que cruzan Gerona capital. También allí se nos comentó que por las noches van los chatarreros a quitarlos. En otros lugares se encarga el ayuntamiento correspondiente, por la cosa del cuidado de su patrimonio.

    Ahora paso a la reflexión a la que me ha llevado tu relato. El mismo me lleva a pensar que no hay mejor unión que la de sentirse al lado de otra persona en libertad. Lo demás no deja de ser símbolos o protocolo burocrático como los anillos, los llaveros dónde cada uno lleva medio corazón, los candados, los papeles del juzgado, el libro de familia …Ojalá que para muchos la recuperación de su libertad perdida, por una unión mal entendida o deteriorada, fuese tan fácil como comprar una cizalla y cortar un nudo. Aún habiéndolo conseguido, siempre quedan rasponazos en el corazón y nudos en la garganta solo mitigados por el paso del tiempo y la recuperación de la ansiada libertad…

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. A mí no me gustan los símbolos de amor eterno.
    Deploro, sobre todo, esos tatuajes que se hace la peña con el nombre de la persona amada. A mí lo que me gusta de mi pareja es precisamente la ausencia de ataduras.

    Qué esencialista eres Aster, tu literatura es perfume.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. En la adolescencia todo es excelso, las decisiones incuestionables, los sentimientos inamovibles... Se cree en la eternidad porque apenas se es consciente de la propia naturaleza finita. Mejor así, que sean felices y soñadores, el tiempo ya se encargará de regalar cizallas que rompan candados.

    Maravilloso Aster, para romper tu genio si que no hay cizalla. Hace tiempo que te leo y sin embargo siempre me sorprendes. Gracias por hacerlo.

    Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Es tan bueno, Aster, tan sugerente, sintético, y lleno de sensibilidad y buena escritura...que no quiero estropearlo diciendo nada más. Candadito a lo que pienso. Es que es mucho.

    ResponderEliminar
  6. Aster, desatar el nudo o romper el nudo es la situación climática.
    La promesa es lo único que no envejece.

    Un abrazo de combinación.
    Sergio Astorga

    ResponderEliminar
  7. Maribel, Alicia, José Antonio, Mari Carmen, Emilio, Sergio: gracias.

    La que ha liado, amigos, Moccia con sus candados...
    Comparto completamente lo que decís sobre las ataduras y la libertad en las relaciones de pareja: algo no funciona si vemos la necesidad de amarrar, atar, legalmente al otro; también es cierto que el sistema nos obliga a hacerlo.
    Vuestros comentarios enriquecen, completan, esta humilde entrada.

    ResponderEliminar