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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Inapreciable



Crédito de la imagen

Una mancha. Todo empezó con una pequeña, inapreciable mancha de humedad en nuestro dormitorio.
Compré una lata de pintura y la eliminé de un brochazo. No acerté con la tonalidad; aquel parche, aquel remiendo saltaba a la vista y decidí entonces cubrir toda la pared.
El resto de la habitación lucía un color muy diferente al que yo había utilizado y no tuve más remedio que pintar todo el cuarto.
Una salpicadura, unas gotas rebeldes, arruinaron la puerta del armario. El carpintero nos dijo que ya no se trabajaba esa madera y recomendó sustituir aquel mueble.
La cama de roble no se llevaba nada bien con aquel advenedizo de pino y tuvimos que cambiarla.
La alcoba, amueblada ahora en aquel estilo provenzal, parecía no formar parte de la casa. Hubo que deshacerse de todos los enseres y redecorar toda la vivienda que acabó tomando el aire de una cabaña en medio de los Alpes. Bastaba asomarse por sus ventanas de aluminio, a la ciudad, para sentirse incómodo y desubicado.
La vendimos y nos mudamos a este apartamento, funcional, moderno, minimalista.
Ha sido ella -¿la ves, cielo?- quien la ha encontrado; una diminuta, casi inapreciable, mancha en la pared del pasillo.
Tengo –tenemos- miedo.

7 comentarios:

  1. Todo podía haber empezado cualquier sábado a la mañana.

    Había quedado con las amigas para ir al mercadillo. En un puesto había una gran oferta de pasminas para el otoño y al igual que mis compañeras, me compré una muy bonita. Llegué a casa y, a pesar de tener un precioso colorido, resultó que no me combinaba con ningún jersey. Fui a una franquicia, cuyo nombre es el de una marca de regaliz, y adquirí un suéter que le iba que ni pintado. Claro que me di cuenta que los pantalones que mejor combinaban con el conjunto eran los negros, por lo del contraste, y que los tenía ya muy desgastados. Así que fui al Tajo Francés y me compré unos nuevos con unas incrustaciones de Swarosky en los bolsos traseros. Cuando llegué a casa mis hijos me dijeron que ya era hora de que renovase el vestuario-tienen mala leche, si me lo gasto en ellos-y que para completar el conjunto podía comprarme un abrigo. Acaso convenga que mire un bolso y unos zapatos nuevos…. En la tienda de la esquina he visto un colgante que…

    Aster, tienes toda la razón. Yo también tengo miedo.

    Me encantan tus propuestas.Un besazo.

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  2. Uf, los cambios dan un miedo espantoso. Aún recuerdo lo que me costó adaptarme al nuevo móvil hace un mes escaso.
    A vosotros parece que tampoco se os dan bien. Me alegro de no ser el único.
    Un gran relato, Aster. Cada vez te pareces más a Quim Monzó.

    Un abrazo.

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  3. Excelente propuesta, Aster. Miedo no, es para tener pánico, pero ¿sabes qué te digo? Bendita mancha si es capaz de movernos de la silla, de mantenernos vivos y con ilusiones, aunque si no se nos fuera mucho dinero en ello mejor.

    Alicia, me apropio esta frase: "...mis hijos me dijeron que ya era hora de que renovase el vestuario-tienen mala leche, si me lo gasto en ellos-". Veo que la historia se repite en todos los hogares.

    Abrazos.

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  4. Inquietante. Como vea una mancha, me echaré a temblar. ¿Será que la casa me quiere echar?.

    Muy bueno Aster.

    Un abrazo a tod@s

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  5. Quien dice una mancha de humedad, dice una grietecilla en la pared, un agujero en el parquet, un cristal roto...el caso es que nunca se sabe por donde van a empezar los problemas. Definitivamente....¿ para qué dar pasos intermedios? A la primera cosa rara que veas en tu casa...empieza a buscar piso. No pierdas el tiempo. El destino no se anda con chiquitas.

    Inteligencia a raudales y escritura de nivel. Estás, para mí, en el grupo de cabeza de los escritores de relatos cortos de este país ( bueno, del Estado). De lo mejor, Aster, de lo mejor, no sólo este, todo lo publicado últimamente. Ya dejaste en tu libro anterior fija la luz roja para que nos detengamos siempre en tu narrativa. No va a haber quien nos arranque de estas nuevas luces de tu literatura.

    Port

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  6. Me encanta el terror psicológico. Si cogiera este micro Takashi Shimizu como argumento para su siguiente película...sería un exito de taquilla ja, ja, ja.

    Magnífico Aster.

    Lo cierto es que nunca sabes si es mejor actuar o parar. Yo comencé a pintar mi casa y arreglar el suelo hasta que llegué al salón. No podía arreglar el suelo, sin cambiar la chimenea, tirar la pared, el techo...conclusión: continuo con una chimenea que no funciona, el suelo sin arreglar y las paredes sin pintar. Y después de leer tu relato, tardaré en hacerlo.

    Besos y abrazos.

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  7. Excelente remake, Alicia, fruto, sin duda, de alguna experiencia personal.
    José Antonio: es Qim Monzón quien se parece cada vez más a mí;-) Soy de Bilbao, ya sabes.
    Mari Carmen: qué bueno ese ese terror que trabaja más con la sugerencia que con la imagen explícita...
    Gracias, Maribel: una lectura muy positiva.
    Liuva, vete haciendo las maletas;-)
    Emilio: me dejas sin palabras. Gracias

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