Acompañando a nuestra madre, en el que acabó siendo para ella el último
tramo de su viaje por la vida a nuestro lado, he de decir que a nosotros, los tres hijos con sus respetivas parejas y nietos,
tampoco nos faltaron personas que nos acompañasen. En un intento de hacer una
especie de clasificación de las mismas, diré que hubo cuatro grupos.
El primer grupo, casi simbólico por su escaso número, estuvo compuesto por
aquellas personas que pudiendo haber estado y sido decidieron no hacerlo. Sus
razones tuvieron y así las respetamos. El segundo, las que sin poder estar,
fueron. En este grupo, muy abundante, también estuvisteis todos vosotros, compañeros
de La nieve, así como compañeros de foros próximos que por aquí transitan.
Sabéis que no tengo palabras para agradecer vuestros gestos y vuestras palabras
de ánimo, tanto a lo largo del proceso hospitalario como tras el posterior al fallecimiento.
El tercer grupo, también muy abundante, estuvo formado por las personas que
estuvieron y además fueron. Este grupo, debido a la cercanía y a la confianza,
consiguió arroparnos tanto físicamente como sicológicamente-gracias de nuevo,
Mari Carmen-. Aunque creíamos que estábamos bien, poco a poco el devenir de los
acontecimientos comenzó a dejarnos huella y estos familiares y amigos hicieron
la labor del bálsamo que fuimos necesitando para seguir al pie del cañón sin
que nuestra madre notase que ya estábamos sufriendo por la evolución de su
estado. Por último, un grupo que, aún siendo muy minoritario, me gustaría que
pasase a ser una especie en extinción. Se trata de aquellos que estuvieron y no
fueron. Ojalá nos libremos de que esta especie prolifere. Lo digo porque por
donde pasan solo ocasionan daño gratuito y desgraciadamente en mi familia había
algunos individuos camuflados que cuando han creído haber visto presas débiles
han salido a la caza. Afortunadamente, la unión de los hermanos huérfanos, sus parejas y los nietos, ha
hecho la fuerza y estamos sobreviviendo a esta especie invasora que intenta
arrasar con la armonía y la paz de los que supimos estar a la altura de las
circunstancias ya que solo nos ocupamos de cuidar a turnos a nuestra madre y abuela con todo
el cariño y el cuidado que ella nos había regalado a lo largo de su vida. Para
nosotros ella fue la muestra máxima del saber conjugar al unísono y
perfectamente los verbos SER y ESTAR. Sabemos que ahora pertenece al grupo de los que no están pero seguimos sintiéndola cerca por todo lo que fue.
“A veces la pérdida de
alguien querido crea nuevas geografías emocionales, como cuando se retiran las
aguas o baja la marea. Durante años estuvo ahí pero de repente se hace evidente
o traumático. Hay que ubicarse y aprender a vivir en ese nuevo paisaje”.
Aster Navas“Toda la vida es un instante. Un instante dividido en más instantes que forman una cadena de sucesos que solo existen al permanecer después en la memoria. Solo la memoria confiere realidad al pasado. Y solo en ella se mantiene la amargura o la felicidad de lo vivido” .
“El amuleto” de Emilio Porta
Como música para acompañar a este retorno he considerado muy oportuna “Il mondo”. Dos razones hay para ello. La primera, porque es una canción que pregona que, a pesar de las penas y gracias a las alegrías, el mundo no deja de girar. La segunda, como pequeño homenaje al también recientemente fallecido Jimmy Fontana, autor de la canción.
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Querida Alicia:
ResponderEliminarEs un consuelo saber que entre la broza de este mundo inhóspito hayas encontrado, en momentos tan difíciles, amigos que lo SON de verdad y han ESTADO para compartir tu dolor y tenderte la mano de su afecto y echarte sus brazos para rodear y mitigar tus lloros y lamentos.
Pero sobre todo, amiga Alicia, has sido y has estado tú. Gracias a lo primero has tenido el cariño de muchos amigos; y gracias a lo segundo ahora tienes la satisfacción de haber hecho lo que debías con quien tanto te quiso y tanto hizo por ti.
Muchos besos.
Alejandro
Alejandro, la sensación de "misión cumplida" de alguna manera ayuda a tener esa paz y tranquilidad necesaria para continuar caminando. El resto complica la vida pero no es lo más importante. es por ello que estamos en "la tarea de intentar ponernos al otro lado del sufrimiento material que no conduce a nada, solo a eso: a sufrir"
EliminarUn fuerte abrazo..
Bienvenida, Alicia, te recibimos con los brazos abiertos. Es difícil aprender a vivir en ese nuevo paisaje que nos dice Aster, pero hay que vivir, y vivir con fuerza y ánimo, porque sólo así mantenemos vivos en la memoria a los que se fueron.
ResponderEliminarComo dice Alejandro, tú has sido y has estado. Has sido la mejor hija y has estado en los momentos más duros. Con el corazón limpio y el deber cumplido, sólo debes sentir paz, una paz que nadie tiene derecho a perturbar.
Desde aquí sólo te puedo mandar un gran abrazo y todo mi cariño y admiración.
Gracias por volver.
Maribel, lo de la admiración, no sé,...Como cualquiera de vosotros que os hubiese tocado vivir una situación semejante, hicimos lo que pudimos con todo el cariño del mundo sintiendo que, a pesar del final, la lucha de nuestra madre, con la ayuda de los médicos, fue un regalo de dos meses de madurez.
EliminarGracias a vosotros por esperarme.
Un fuerte abrazo de vuelta
A veces son más familia los lobos que los humanos. Es la ironía de los tiempos que nos tocan vivir, en los que cada cual va a la suya. Me alegra haber sido pese a no haber estado. Tómatelo con calma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose, siempre dije que no estaba preparada para el momento en que nuestra madre nos abandonase. Era cierto. Más aún porque ella fue el pegamento de muchas cosas que acaso, visto el resultado, no merecían ser pegadas.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una abrazo, Alicia. Eres y estás.
ResponderEliminarBienvenida.
Aster, menos mal que ya estoy. Ser, lo que se dice ser, en ello ando.
EliminarDe parte de mi hermano mayor, muchas gracias por esa frase tuya. No se puede definir de forma más exacta y fotográfica nuestra situación.
Un fuerte abrazo de ambos.
Ánimo. Cuidaros.
EliminarAlica, un abrazo de aliento para ti.
ResponderEliminarTe extrañamos.
Sergio, ya voy retornando. Todavía ando en una escala de grises pero esforzándome en recuperar toda la escala cromática.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tremendas y sabias palabras, Alicia. Me alegra tu vuelta y que siempre estés ahí.
ResponderEliminarDe nuevo, toda la fuerza del mundo.
Un abrazo
Gracias María José, la vida sigue su curso así que aquí estoy de nuevo esperando la pronta edición de tu novela "Siete puentes sobre el Sena".
EliminarUn fuerte abrazo.
Tiempo, Alicia. El tiempo pone a cada uno en su lugar y cada cual recibe lo que ha sembrado. Y tú, como hizo tu madre en vida, has sembrado mucho y bien.
ResponderEliminarEstoy muy orgullosa de estar a tu lado, de ver la unidad y el cariño con el que estáis afrontando esta situación. Que nadie te arrebate la paz para disfrutar de esos momentos que, como dice Emilio, mantiene la felicidad de lo vivido.
Besos y un fuerte abrazo
Mari Carmen, sabes que no confío tanto en que el tiempo haga esa tarea así que en lo que a mi respecta estoy obrando en consecuencia. Sin rencor, reconozco que todavía con algo de mala leche, pero con justicia.
ResponderEliminarDe nuevo agradecerte tu presencia a nuestro lado y el saber que podía contar contigo.
Un fuerte abrazo.