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jueves, 28 de junio de 2012

LOBO EN MADRID




Yo no soy amigo de aglomeraciones ni de la necesidad de trascender a toda costa que tienen algunas personas. Prefiero, en lugar de eso, la soledad útil y el rentable olvido para poder crear historias.

Por ello, cuando la editorial me propuso firmar en la Feria del Libro de Madrid lo tomé como algo que no cambiaría mi vida en absoluto. Y así ha sido, en parte.

La soledad presidió el inicio de nuestro fin de semana en Madrid. Una soledad en compañía, primero de las estrellas, luego del amanecer en el tren. Mi mujer optó por escuchar música; yo preferí ver una película con la que me harté a llorar. Algo debió de influir la falta de sueño.
 



Tras un fugaz vistazo de Atocha, buscamos el hotel y nos instalamos. Faltaba aún un buen rato para la hora de comer, así que decidimos visitar lo que nos saliera al paso. Y nos encontramos cara a cara con una manifestación de ciclistas desnudos. No fue plato de buen gusto contemplar tanto pene famélico, tanta teta esmirriada bregando con el aire.

En la calle Desengaño existe una tienda de fachada de madera donde mi mujer quería arruinarse a toda costa, de modo que nos dirigimos allí por la emblemática Gran Vía. No tardamos en caracolear por el barrio antiguo, y pronto la dejé con una sonrisa de oreja a oreja. Caminando sin prisa, llegué hasta una plaza donde las putas ejercen junto a una comisaría. Al menos, no les falta seguridad. Al doblar una esquina, me echó los tejos un muchacho en bermudas que iba marcando paquete y fumaba con mucho arte. Consulté el mapa. El barrio de Chueca quedaba al lado.

Poco después, nos contábamos estas y otras anécdotas en el único restaurante japonés vegetariano de Madrid.


Después de una siesta reparadora, caímos por la Feria. Sería más exacto decir que fuimos engullidos por una multitud borracha de figuras literarias. Este es uno de sus principales atractivos: que te firme un autógrafo tu escritor favorito. El problema surge cuando los que te gustaría que estuvieran no están. No sé qué me pasó. Pudo ser una crisis de Lucías o un hartazgo de Boris. El caso es que salimos de allí como alma que lleva el diablo, no sin antes reparar en una caseta algo apartada, donde compré la novela Más allá de las estrellas, de Maribel Romero Soler. Me identifiqué tanto con el ojo alucinado de la portada…

La noche nos guió, sin saber muy bien cómo, a la Puerta del Sol, donde los indignados agitaban cualquier objeto metálico en señal de protesta. Me pareció escuchar: «Zapatero readmisión». Tengo el oído fatal, porque en realidad decían: «Los banqueros a prisión».


La Feria ofrecía una imagen más amable aquel domingo, alejada de las aglomeraciones que me hicieron huir el día anterior. Aquello me animó a comprar otro libro antes de asistir a mi propia firma. En el camino nos encontramos a Mari Carmen Azcona, que me dio un abrazo de película, desatando las envidias rencorosas de los paseantes. La jornada no podía haber empezado con mejor pie.

Mari Carmen ya estaba junto a la caseta de Carrasco Libros cuando llegué cargado con la novela Nada es crucial, de Pablo Gutiérrez. Busqué nuestros nombres en el cartel anunciador de firmas, y entonces lo vi. Habían escrito en una libreta cuadriculada PATCHWORK y VAREANDO “NUVES”. Era el colmo de la cutrez. 

Al principio me callé como una puta, pero una mujer, que me confundió con el vendedor de la caseta, hizo la observación de que “NUVES” era una falta grave. No se lo discuto, señora, repliqué, pero la falta no es mía. Y le mostré la portada del libro para reforzar mis palabras. Me miró con desprecio y se marchó.



Una vez corregido el despiste, prosiguió la firma sin mayores incidentes destacables. Algunos amigos hicieron el esfuerzo de acercarse hasta la Feria y se lo agradezco mucho. Fue el caso de Conchi Agüero, que me ha arropado en tres actos de promoción de VAREANDO NUBES. Creo que le debo otro cuento. También tuve el placer de conocer en persona a Álvaro de la Riva, yonqui del cine de podridos, y cuya novela Parásitos reseñé para mi blog. Mientras nos fundíamos en un caluroso abrazo se escapó una paradoja: ¡Cuánto tiempo sin vernos!

La tropa de Netwriters tampoco se perdió el evento. Aluciné con la generosa simpatía de sus miembros, con el porte aristocrático de Emilio Porta y con el sentido ético de Enrique Gracia, quien tuvo el detalle de incluir mi obra en el blog dedicado a la colección. Los amigos del Trasatlántico demostraron que todos somos un poco lobos en este mundo de redes sociales. Me hubiera encantado comprar un ejemplar de Historias de la puta crisis, pero no tuve previsión de guardar unos eurillos. Quizás en algún momento pueda escribir una reseña.
 


Mientras los últimos curiosos flirteaban entre las páginas de nuestros libros sin decidirse a comprar, Mari Carmen y yo recogíamos nuestras pertenencias dispuestos a dejar la caseta. Me despedí de una escritora que se hacía fotos con quienes compraban su novela new age. Fabulosa táctica, sobre todo si tenemos en cuenta las perolas que lucía.

Alguien le preguntó a mi mujer si nos apetecía comer con los trasatlánticos en un restaurante. Allí, lejos de nervios y cerca de un vino rosado, dejamos volar un poco al chiquillo que llevamos dentro, desmenuzando las mejores jugadas de una firma tan surrealista como entrañable. Nos tocó una camarera de mente cuadriculada que no hacía más que recordarnos lo que no entraba dentro del menú. Creo que me habría casado con ella, con permiso, claro está, de mi pareja. Y así formaríamos un trío maravilloso: la realidad, la locura y una página en blanco.

10 comentarios:

  1. Maravilloso, Jose. Voy a destacar el encuentro con Mari Carmen, seguro que fue muy emocionante para ambos. De ello dan fe las fotos.

    Un abrazo

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    1. Tanto ella como yo sabíamos a lo que íbamos, pero le sacamos partido, tanto que en la próxima Feria luciremos camisetas de Iron Maiden.

      Un abrazo.

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  2. Veo, José Antonio, que has -habéis- sobrevivido al "evento" con inteligencia: tu post derrocha sentido del humor y lucidez.
    Un abrazo

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    1. Cualquier evento, por muy multitudinario que sea, no debe ahogar el espíritu crítico, que aconseja no creerse ni muy bueno ni muy malo.
      Nublado.

      Un abrazo.

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  3. Jose, he disfrutado de esa inmersión sin escafandra en la diversidad de la tribu urbana madrileña, también de vuestra integración en el ambiente literario y de vuestro disfrute de esa emblemática feria del libro. Pero sobre todo, de esa manera tan distinta de mirar y contar lo que algunos no ven o de añadir ese punto de locura al contar la realidad en esta pista en blanco de La nieve.

    Como imagen para el recuerdo, la del encuentro con Mari Carmen. Enhorabuena, compañeros.

    Un abrazo.

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  4. Sólo espero que no me haya quedado demasiado extenso, Alicia. Me halaga que destaques mi forma de mirar, más afinada cuanto más ataca la miopía con los años. Lo mejor de la Feria, por supuesto, los buenos momentos vividos junto a Mari Carmen.

    Un abrazo.

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  5. Jose Antonio, todos nuestros actos, ya sean grandes o pequeños, alteran nuestra vida. Estaba claro que no íbamos a ser en centro de la feria y que lo normal es que, como me ocurrió las veces que alguien se acercaba a la caseta, se nos confundiera con un vendedor, en fin, es lo que hay. Pero te aseguro que mi vida no solo se alteró, sino se convulsionó.

    Primero, por conocerte. Segundo, porque pude sentir, independientemente del resultado de las ventas que, en mi caso es lo que menos me importa, qué se siente al formar parte de ese paisaje que desde pequeña había dibujado en mi imaginación. Tercero, porque no hay mayor felicidad que compartir momentos de alegría con los amigos y las personas que se quiere. Poder juntar a mis amigos de la Nieve, de Escritores y Netwriters , no es una tarea fácil. Y la feria, aunque no están todos los que son, pero si son todos los que están, me dio la oportunidad de conseguirlo. Cuarto, estas maravillosas fotografías que ilustran uno de mis álbumes más queridos, el de la memoria. Quinto, ...podría enumerar cientos de razones para asegurar que esa jornada forma parte de la lista de "mis días importantes" en mi recuento vital.

    Gracias por el día, por la crónica, por lo que ofreces, por lo que eres...

    Besos y un fuerte abrazo.

    Nota:

    No dejes, y esto lo hago extensible al resto de los compañeros, de leer “Historias de la puta crisis” Te gustará. Esther Requena es una magnífica escritora capaz de arrancarle una sonrisa a la crisis, y mira que la actualidad se empeña en que no sea así, pero ella lo consigue. Y con las ilustraciones de Enrique...Es un extraordinario libro.

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    1. Mari Carmen, en una Feria tan grande como la de Madrid no se puede pedir más a esas gotas en el océano que somos los escritores noveles, cada vez más curtidos con el paso del tiempo.
      Bueno, quizás unas horas más en un día tan corto. Qué cantidad de emociones condensadas en un solo pensamiento: ya queda menos para nuestro próximo encuentro.

      Un abrazo.

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  6. Querido Jose Antonio, queridos amig@s y compañeros de La Nieve.

    Disfrutar, a lobo pasado, de esta crónica de nuestro pequeño espacio de la Feria del Libro de Madrid, gracias a la escritura de un cronista - no podía ser menos viniendo de un buen escritor - inteligente y lúcido, acrecienta mis sospechas de que algunos eventos se viven varias veces...y, curiosamente, no siempre del mismo modo. Tú crónica, Jose, es una delicia. Porque es, además, la crónica de un viaje. Y tiene de todo: descripciones, impresiones, reflexiones...y condimentado con un gran sentido del humor. También las palabras en contestación de la otra autora que compartió contigo - y con nosotros - caseta y estancia, Mari Carmen Azkona, ayudan a completar el cuadro. Un cuadro mágico, con fotos incluidas, dinámico y esperanzador, porque por algún lado hay que empezar esta parte de la vida que es el llevar los libros - propios - bajo el brazo. Te agradezco enormemente la cita que haces de mi persona y que, encima, me veas elegante. Y eso que iba vestido de Indiana Jones, lo que tiene más mérito. En un aparte le decía a Mari Carmen que tú tienes algo de D´Artagnan, del mejor y más valiente mosquetero. Te sabes batir, además, con la palabra y él no, así que le aventajas. Dumas, con seguridad, le cambiaría por ti. Nosotros no. Me encantó conocerte, me encantó compartir un rato contigo, preludio de otros más intensos y extensos, eso espero. Un fuerte abrazo.
    (Y el trasatlántico y los mariner@s siguen su travesía)

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  7. Emilio, tú eres elegante hasta vestido de Indiana Jones. Te lo dice alguien que se viste con lo primero que encuentra.
    Algo hay que tener de D'Artagnan para que te hagan caso en este mundo literario donde los recién llegados lo tienen difícil, por no decir imposible, sobre todo si cultivan géneros poco comerciales.
    Como, por ejemplo, el humor.

    Un abrazo.

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