Hablamos diferentes idiomas -le dijo una mañana su segunda esposa acabando de completar el neceser.
¿Diferentes... idiomas...? -repitió lentamente él.
La comunicación -concretó la mujer.
¿Qué pasa con ella? -preguntó él.
La comunicación -concretó la mujer.
¿Qué pasa con ella? -preguntó él.
No nos entendemos... vocalizó exageradamente ella.
¿Y en inglés? Podíamos probar en inglés: Gómez, que ha estado de vacaciones en Turquía me ha dicho que se entendía con todo el mundo perfectamente en inglés. Y eso en Turquía; en Estambul. Y eso Gómez... Deberías conocer a Gómez -argumentó él.
¿Quién cojones es Gómez? -se irritó ella.
Gómez... el de nóminas -aclaró él tímidamente siguiéndola por el pasillo.
¿Quién cojones es Gómez? -se irritó ella.
Gómez... el de nóminas -aclaró él tímidamente siguiéndola por el pasillo.
Gómez says that... -acertó a balbucear él recuperando el inglés que hacía décadas aprendió en el instituto.
Ella se giro un instante, desconcertada, y se subió al ascensor.
En fin.
En fin.
Da la impresión que lo que él entiende al pie de la letra (con gran ironía), a ella la cabrea mogollón. Y es que parte del entendimiento en una pareja parte de la sinrazón, de la locura, del humor. Si falta eso...
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo, José Antonio. Gracias.
EliminarAster, es que a veces el entendimiento entre una pareja se parece a aquel episodio de la construcción de la Torre de Babel. Afortunadamente ¿O no? a la comprensión y al entendimiento no se llega a través de un mismo idioma, sino a través de un interés común y de vez en cuando sucede el milagro de que ambos desean lo mismo...Si es muy a menudo creo que hasta debe de ser motivo de preocupación ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buena teoría, Alicia.
EliminarUn abrazo. Gracias.
Está claro, no se entienden, o mejor dicho: a este pobre hombre no hay quien lo entienda. Seguro que con la tercera tiene más suerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
O quizás, Maribel, sea él el que haga la maleta;-)
EliminarUn abrazo.
A mí lo que me encanta, además del fondo, es la construcción. Es una magnífica muestra del magnífico narrador que eres, Áster. En distancias cortas, desde luego, eres un hacha. Mira qué expresión más deportiva...:-) Un aizkolari de las letras...elegante y con gracia.
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