Voy a repasar
cronológicamente las últimas fiestas celebradas desde que cerramos el periplo
de las navideñas.
El 3 de febrero nos
encontramos con San Blas. Su huella, el cordón bendecido anudado
durante varios días a nuestro cuello.
Y porque los de Bilbao a todo le añadimos
algo típico para degustar, los caramelos de malvavisco, las tortas de San Blas
y las rosquillas caseras. Todo en un
intento de no perder la tradición de que con ello evitaremos tener males de
garganta.
El día 4, víspera de Santa Agueda, los coros recorrieron las calles haciendo
retumbar el suelo con bastones y palos. Este
golpeo rítmico al compás de la canción podría tener su origen en una llamada a
la Tierra para que termine de despertar tras el solsticio de invierno.
El pasado 14 le llegó su turno a San
Valentín. Soy de las que siguen apostando
porque el amor se cotice al alza en cualquiera de sus manifestaciones. Hay
muchas formas de amar, a la familia, a los amigos, los hijos, y por supuesto, a
la pareja. Siempre intento que ese día se nos activen los corazones, acaso no
podamos presumir de vivir continuamente un amor de película pero si podemos
mantener la ilusión de que así sea. Nuevamente el Museo de las Reproducciones
de Bilbao nos puso en bandeja un maravilloso evento para poder convertir la tarde de este
día en especial. Apoyándose en las diferentes
obras que alberga la institución, se habló del amor en todas sus vertientes,
dando protagonismo a todos los amores que existen en el Mundo a lo largo de una visita denominada como VISCERAL
Mediante las
esculturas de Sileno y el Niño Dioniso se habló del amor paternal.
Con el Moisés de Miguel Ángel, del amor por el
arte y los materiales que se utilizan para darle forma. De todos es sabido la pasión del escultor por el mármol y la perfección a la que llegó con la selección y la talla de dicho material.
Con el
Friso de las Panateneas, en el que aparece Atenea y otras divinidades, se trató del amor por el grupo, la
comunidad, el pueblo o la patria a la que se pertenece.
No podía
faltar una obra con la expresión artística del amor más carnal. Itziar Martija,del Departamento de Educación del Museo, nos habló de la Venus de Milo. Esta escultura se mostró de forma traslucida. Fue una forma de dar a entender que no solo despierta la pasión lo que
se ve. Que, acaso, haya que echar imaginación para mantener la llama del amor viva
contra viento y marea.
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El amor, como bien indicas, es multidireccional, multiorgásmico diría yo, pero, sobre todo, de ida y vuelta. Siempre recibes más que das, aunque hay que saber de quién enamorarse y de quién no. En cuanto a los caramelos de malvavisco, debería haberlos tomado para no enfermar de la garganta. Todo culpa de mi amor por la enseñanza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Efectivamente, Jose, el amor es una cosecha que no conoce el barbecho y a la que hay que cuidar y proteger muy bien de cualquier posible inclemencia.
ResponderEliminarUn abrazo.