Múltiples fueron los actos organizados por el entorno con motivo de la celebración del pasado Día del Libro. Difícil participar en todo pero os aseguro que intenté cumplir, al igual que todos los años, el siguiente manifiesto "Celebra la fiesta, compra un libro y fomenta la accesibilidad, producción y difusión de actividades sobre libros y publicaciones de interés local y universal".
La Red de Bibliotecas acogió en Santurtzi, dentro de su programa de actividades para el Día del Libro, una lectura dramatizada por parte deBernardo Atxaga. El escritor hace unos años dio una conferencia sobre literatura vasca antigua en la cárcel de Martutene, recordando la visita y tomando como base las vivencias de aquella ocasión preparó una lectura dramatizada. A Bernardo Atxaga le acompañó José Kruz Gurrutxaga, actor encargado de plasmar estas vivencias y sentimientos en el escenario.
Decir que en el acto nos trasladamos a la cárcel de la mano de cuatro presos, principales protagonistas del evento y, en su momento, público del escritor. La cercanía en espacio y emoción de Atxaga así como el buen hacer del polifacético actor, que recreó a todos los personajes, convirtieron el encuentro en inolvidable.
Cuando aún tiene más sentido que nunca lo que dijo Cervantes "En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia", en un día como hoy procede hablar de libros.
Me ha gustado mucho la última novela dirigida al mundo
juvenil que nos presenta nuestra compañera. La historia atrapa, enreda y se
desenvuelve de tal forma que mantiene la atención sin bajar en ningún momento
la curiosidad ante el desarrollo de los nuevos acontecimientos y el desarrollo
de la investigación. Lo acontecido en un viernes y que se desentraña en un sábado
nos hace olvidar del intervalo de tres meses pasados hasta el desenlace final. La magistral manera de escribir, comunicar y enseñar de Maribel palpita por todas las páginas del libro. Se agradece su prosa, muy accesible para todos y en especial para esos jóvenes a
los que, a veces, tanto les cuesta leer. En esta novela se compagina muy bien la realidad con la fantasía. A lo largo de las páginas aparecen conjugados de modo impecable los verbos confiar, colaborar, amar, intuir, querer, ayudar, descifrar. También encajados perfectamente
los sustantivos lluvia, constancia, solidaridad, amistad, empatía, familia, desolación,
verdad. Asimismo matizados por todo el texto adjetivos como pertinaz, triste, inocente, mojado, culpable, valioso, cauteloso, optimista, que aportan lo necesario para
que la percepción de lo expresado no lleve al despiste ni a la duda. Decir que
me ha parecido muy apropiado la forma en que puntualmente la autora hace una parada volviendo a retomar y recordar lo fundamental de lo
acontecido hasta dicho instante. Me parece que es un recurso que ayuda mucho a
los jóvenes, y no tan jóvenes, cuando deciden leer un libro en diferentes
momentos. Me ha parecido muy interesante que la trama roce el género
negro y de investigación. Nos guste o no, cada vez se leen y escriben más
libros con estas temáticas que enganchan. Por todo el libro palpita el conocimiento que nuestra
compañera tiene de las relaciones entre jóvenes y de cómo palpitan sus
sentimientos. Asimismo, este libro es un habitáculo impregnado totalmente de lo
que definimos como educación en valores. Es difícil pasar un capítulo donde no
emane alguno de ellos. Por último, decir que Maribel consigue hacer fácil lo difícil,
describiendo perfectamente y sin artificios acciones rutinarias de tal forma que cuesta muy
poco ponerse en situación y acercarse, si cabe aún más, a la trama y a los
personajes.
Sinopsis:Cuando Fer entra en coma tras una noche en la que tenía previsto asistir a un concierto, todo apunta a que puede deberse a los efectos de una nueva droga de diseño, y más aún cuando la policía le acusa de haber cometido un delito esa misma noche. Únicamente Diana, su novia, mantiene su fe ciega en él. Será su fortaleza mental la que le permitirá desvelar una peligrosa telaraña de poder e intrigas que demostrará la inocencia de Fer. Intriga y misterio se combinan en esta trama de plena actualidad que cuestiona los límites de la ética en nuestra sociedad.
Sinopsis: El gran despilfarro del mundo actual no es
la corrupción, sino la falta de humanidad. Parece que un beso, una charla en un
café, una palabra de ánimo o una simple sonrisa fueran tan difíciles de conseguir
como trece rosas negras. Sin embargo, a veces brotan en los lugares más
insospechados y de quien menos te esperas. Por supuesto, quien las cultiva no
es noticia ni sale en los telediarios.
Trece rosas negras lo forman veinte piezas breves. Entre ellas,
un escritor con muy poca educación, un padre que cree que su hija es un
prodigio, unos jóvenes que secuestran a una anciana o una pareja que se conoce
en medio de una pesadilla.
Cementerios, hoteles abandonados, torres en ruinas, el mundo
onírico… son algunos escenarios ideados para unos cuentos donde lo inquietante
no viene del monstruo, sino de la mano del hombre.