Un nuevo año nos sumamos a la convocatoria para participar en HALLOBLOGWEEN de la mano de nuestra gentil compañera Teresa Cameselle.
TURNO DE NOCHE
Salí apresurado hacia el metro para acudir a
mi puesto de trabajo de guarda en una empresa de seguridad. Al girar la esquina
del callejón contiguo a mi casa quedé absorto y espantado ante aquella figura diabólica
que apareció frente a mí. Como el día había sido gris, plomizo y lluvioso no supe
discernir si me había quedado petrificado por el frescor y humedad del ambiente
o por aquella visión inesperada. No había duda, era un zombi repulsivo de los
que echan una sustancia verde por la boca. Sus ropas rasgadas dejaban entrever las
zonas musculares desprendiéndose a jirones así como todo el cuerpo casi
convertido en un esqueleto descarnado. No, no era el resultado de mi
imaginación febril, siniestra y tortuosa. Aquel ser se asemejaba a un cadáver recién
salido de la tumba que con sus brazos extendidos pareciese querer echar a andar
hacía mí. Al mirar sus ojos en blanco casi pude adivinar como la mandíbula se
la caía y, con los labios retraídos, de las profundidades de su diafragma hacía
exhalar un terrorífico gemido. Miré el reloj. Constatando que había apurado
excesivamente el tiempo dejé atrás el escaparate decorado al efecto para atraer
a clientes. En el mismo, los típicos colores negro y naranja, un tétrico zombi y todo completado de tópicos como murciélagos, calabazas, telas de araña, calaveras y sombreros
de bruja. Entonces caí en la cuenta que este año, de nuevo, me perdería la
celebración de la fiesta de Halloween por estar de turno de noche.
Me estabas asustando de verdad, y es que con un zombi así no es para menos, aunque esté dentro de un escaparate. Muy bueno, Alicia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maribel, me alegro que te haya gustado la propuesta. La idea del zombi dentro del escaparate se me ocurrió una mañana al ir a trabajar y encontrarme con una tienda de disfraces totalmente decorada para Halloween. El resto fue ir hilando palabras.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno, Alicia. Lograste engañarme al principio, menos mal que al final el giro que le das, convierte todo en un susto de Halloween.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Sindel.
EliminarQuería haber dado ese giro de forma más contundente pero me pudo el parar y describir el escaparate. Así que recuperarte del pánico hacia el susto ha sido más leve.
Un abrazo.
¡Menuda descripción! La próxima vez que deba girar por una esquina, miraré antes, o mejor, mandaré a Roky, cual jabato. Me encanta el giro final, me pregunto en qué trabajará.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esther, trabajaba de guarda de seguridad. Para intentar bordar los finales he de decir que he tenido maestr@s de lujo. Y no andan muy lejos.
EliminarUn abrazo.
Me da mas miedo las obligaciones del trabajo (que esas si que nos convierten en zombies) que el propio muerto viviente. Este relato si que da pavor....Obligaciones sobre disfrute.....¡¡Muy buen relato!!
ResponderEliminarHola, Mad. Sí que es verdad que a veces vamos al trabajo como zombis. Y también a veces nos comeríamos a algún que otro humano de nuestro entorno. Ahora bien, para sentir susto, pánico, terror, pavor, horror,…, está la ausencia de trabajo. Así que a seguir estando vivos aunque a veces volvamos muertos.
EliminarUn abrazo
Excelente descripción!...nos hace erizar los vellos del cuello, jeje. Buen giro el del final poniendo la realidad como broche de cierre.
ResponderEliminarSaludos!
Mónica, gracias. Hubiese sido incapaz de cerrar con un final terrorífico. Así que tras dar unas vueltas por el mundo del terror, hasta yo me asusté de cómo me había quedado el zombi, volví a la realidad. Que también tiene lo suyo.
EliminarUn abrazo.
Las rutina de trabajar le priva hasta de asustarse con lo sobrenatural, o de jugar a asustarse.
ResponderEliminarEl momento de terror curiosamente fue el único momento en que dejó de pensar en horarios.
Y eso, si lo piensa, también es para temer.
Compañero, efectivamente. El reloj parece que se detuvo mientras contemplaba la figura irreal del zombi. Acaso sean las emociones fuertes las que nos saquen de la monotonía diaria ¿No te parece?
EliminarUn abrazo.
Un final genial. Me ha gustado el giro a la historia.
ResponderEliminarFeliz Halloween.
¡Saludos!
Inma, muchas gracias por tu visita. Me alegro que así lo hayas visto.
EliminarUn abrazo.
Un final genial. Me ha gustado el giro a la historia.
ResponderEliminarFeliz Halloween.
¡Saludos!
Ese zombi debía ser terrorífico de verdad. Lo que darían algunas tiendas por exhibirlo en su escaparate. ¡¡¡Feliz Halloween!!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose, este micro tenía truco. Qué el cielo nos libre de que algún día nos tropecemos a los zombis por la calle, de veras.
EliminarUn abrazo.
Buen final para un buen relato. Feliz halloween.
ResponderEliminarBesos.
Gracias San. Al igual que para ti, para mí esta convocatoria de Teresa ya es un clásico por estas fechas. Ha sido un disfrute pasar por tu blog y por los del resto de los compañeros.
EliminarUn abrazo
Genial, Alicia. Has conseguido engañarnos, aunque casi mejor, ¡porque tu zombi da verdadero miedo!
ResponderEliminarUn abrazo.
María José, esa era la intención. Conseguir inicialmente algo de dramatismo para luego acabar aligerando al son de las agujas del reloj.
EliminarUn abrazo.
Cualquiera no se asusta si te lo encuentras de repente, jaja, muy bien hilado.
ResponderEliminarGracias por participar en el Halloblogween.
Teresa, muchas gracias a ti por la convocatoria. El Halloween no sería lo mismo sin pasar por tu casa a tomar una dosis de terror.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Alicia, por sumarte, por sumarnos a esta convocatoria.
ResponderEliminarUn abrazo
Aster, nosotros siempre intentando sumar o multiplicar, nunca restar o dividir. La propuesta de Teresa es una buena oportunidad para salir de visita a otras casas en tal terroríficas fechas. En esta ocasión con la ilusión, o el peligro, de ser sorprendidos por un zombi en cualquier esquina. Te aseguro que ha habido buenas recreaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.